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Henar Álvarez: «Consentir me parece poco, también tenemos que desear»

La polifacética creadora y ‘podcaster’ presenta su debut narrativo, ‘Ansia’, en la tercera jornada del FLEM 2024

Henar Álvarez posa para este diario en el hotel Innside by Meliá Calvià Beach. | Tomás Montes

| Magaluf |

Reconoce que se despierta y acuesta «con mala leche», y que el ansia es «lo que me hace sentirme viva, siento que es un rasgo de mi personalidad que si lo perdiera, perdería la chispa, prefiero mantenerlo aunque sea un poco más gilipollas». Así se presenta la escritora, guionista, directora, podcaster y cómica Henar Álvarez (Madrid, 1984) a la hora de abordar ante la prensa la publicación de su primera novela, titulada precisamente Ansia. Su primera incursión en la narrativa tras triunfar con la novela gráfica La mala leche (2020). Y no le está yendo nada mal: «Llevo siete ediciones».

La creadora del podcast El Olimpo de las Diosas se encuentra en Mallorca para participar en el Festival Literatura Expandida a Magaluf (FLEM) con Ansia, su debut como autora de ficción, que navega en temáticas como el sexo, el acoso y las relaciones de poder. Su protagonista es Natalia, una mujer que se mueve por impulsos y que está condenada a ‘portarse mal’, pero, ¿qué es realmente portarse mal? «Según quién seas es una cosa u otra, no es lo mismo si eres un hombre, una mujer, un niño o un anciano». En el caso de su Natalia, o Nat, «se refiere a destacar, es una tía con éxito a la que las cosas le van bien y mucha gente a su alrededor siente eso como una amenaza, el simple hecho de llamar la atención para bien se considera que no es portarse bien como mujer, como que le corresponde un papel más discreto», apunta Álvarez.

Acoso

El sexo es una de las claves de la novela, aunque con matices, «son muchas cosas, y creo que Nat, en el momento concreto de su vida en el que se encuentra, vive el sexo como una herramienta de chantaje, como arma de humillación», aunque especifica que «no tiene otro remedio, ella está viviendo un caso de acoso y cuando lo denuncia, básicamente en la comisaría le dicen que eso no hay por dónde cogerlo, que hasta que la otra persona no ejerza la violencia no pueden hacer nada, a pesar de que todos los indicios de que podría suceder estén ahí; así que ella tiene que tomar cartas en el asunto y resolverlo porque la justicia no se va a encargar, y lo único que tiene para negociar es su sexualidad».

Las relaciones sexuales no aparecen en Ansia como algo placentero, «en realidad nadie se lo pasa bien, el sexo juega un papel que nada tiene que ver con el placer o la reproducción, es una herramienta para humillar a los otros, es como un ansiolítico, pero no de divertimento».
Para Henar Álvarez, vivimos en una sociedad que «vive sumergida en un constante abuso de poder, tanto en las relaciones personales como en el trabajo, con tus propios amigos, siempre luchamos por ver quién la tiene más grande, eso sí, la misma persona puede jugar un papel distinto dependiendo de la situación en la que se encuentre, puede ser abusadora y abusada». A su parecer, «en esta sociedad de mierda, cuando alguien está en una relación de este tipo con una mujer, tenemos las de perder, porque puedes tirar el prestigio de una mujer por la borda con una simple fotografía de un dedo, el poder y la sexualidad nos penaliza».

Sexualidad

Este asunto lleva a Álvarez a reflexionar sobre el término ‘consentimiento’, tan «necesario» ante la sociedad actual, porque «la sociedad te penaliza por hablar de sexo, por vivir tu sexualidad de manera libre, siempre se usa la palabra consentimiento, y cuando usamos esos verbos es porque uno desea y la otra consiente, es como un ‘tú quieres y yo me dejo’, y eso es terrible. Consentir me parece poco, tenemos que consentir y también desear», subraya.

Sobre el mundo literario, no considera necesario preguntarse si a las mujeres autoras se les exige más que a un escritor hombre. «Eso siempre se lo tienes que explicar a las personas que no merecen una explicación, mi editora no me pregunta ese tipo de cuestiones, no me pregunta si le voy a gustar más a las mujeres que a los hombres, si alguien me pregunta algo así es porque no quiere que esté donde estoy». Pese a ello, «evidentemente, en cualquier estrato a las mujeres se les exige más, lo que pasa es que en el sector del libro hay una particularidad, que ellas leen más que ellos, y entonces es mucho más fácil que una editorial te coja una novela a que una plataforma una ficción [audiovisual]»

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