En Lolo & Sosaku. The Western Archive, el director Sergio Caballero filmó a los dos artistas, como dos cowboys viajando por los Monegros (Aragón), sin diálogos, y creando intervenciones artísticas en pleno desierto. Lolo (Buenos Aires, Argentina, 1977) y Sosaku (Tokio, Japón, 1976) son una pareja de artistas, conocidos por su investigación en escultura, instalación y arte en movimiento. El primer documental del cineasta, realizado con un equipo de ocho personas y bajo presupuesto, se proyectó ayer en Es Baluard, dentro del Atlàntida Mallorca Film Fest.
«Los conozco desde hace quince años, hemos trabajado juntos en diversos proyectos», explicó el director, quien asumió que «no quería hacer el típico documental en el que el artista sale comentando los libros que ha leído, lo inteligente que es y la profundidad de su obra, algo que yo llamo documentales ‘turrón', pero turrón del duro».
Caballero detalló que «siempre llego a los proyectos por intuición, es mi manera de hacer, y se me ocurrió hacer un western, rodando durante seis días, donde yo proponía una serie de acciones y los dos artistas creaban con lo que encontraban e improvisaban». Además, se intercalan imágenes de exposiciones de los dos artistas, alrededor del mundo.
«Al principio se negaron a hacerlo», recordó el director, quien confesó que «Sosaku me dijo que ya había hablado demasiado este año y que no quería decir nada más, y decidí que no hubiera diálogo». El autor precisó que «me gustaba la forma de aproximarse al mundo del arte como si fuera un juego y, por eso, traté de ponerles a los dos artistas elementos para que pudieran crear libremente».
Rodar
Caballero apuntó que «lo que más me gusta de mis películas es rodar; lo que después pasa con ellas, ya se verá». El documental se estrenó en Rotterdam (Países Bajos) y se ha visto en los festivales de Karlovy Vary (República Checa) y Marsella (Francia). En octubre, se proyectará en Florencia (Italia). El director expuso que «trabajo sin guion, por lo que hay veces en las que me preguntan qué hay que hacer y tengo que pensarlo rápido», y matizó que «la intuición es mi motor».
La película está llena de silencios. El creador afirmó que «el sonido es importantísimo en mis películas y no soporto la música que se usa exclusivamente para enfatizar, como poner violines cuando es un momento triste», y admitió que «no ganaré dinero con mi cine porque yo no sigo el canal reglamentario».
Co-director y responsable de la imagen del Festival de Música, Creatividad y Tecnología Sónar, el catalán concretó que «como artista, el Sónar me ha marcado porque he podido hacer lo que he querido durante muchos años». Relató que «yo procedía de las artes plásticas, pero dejé de pintar porque me di cuenta que pintar, encerrado en un estudio, sólo podía llevarme al alcoholismo y la depresión», y puntualizó que «el Sónar me permitió trabajar en la imagen del festival, con las campañas de publicidad, y nunca seguí la tendencia, me ofreció libertad». El creativo multidisciplinar expresó que «cuando Internet ganó en velocidad, se abrió un campo brutal, yo fui evolucionando y llegué al vídeo y al cine, que siempre me había fascinado».
De la contribución a la música electrónica, contó que «el Sónar ha hecho una labor muy buena, como dice el nombre, ha sido un detector de sonidos y fue el primer festival que se hacía en un centro cultural (en el CCCB y en el MACBA). Caballero señaló que «viajamos mucho, estuvimos en muchos países, descubrimos talento local que, después, llevamos a Barcelona y muchas músicas escondidas son descubiertas por los espectadores».
Atlàntida
«El trabajo de Jaume Ripoll y de todo el equipo del Atlàntida es fantástico, se ha convertido en un faro de nuevas propuestas cinematográficas, con estrenos absolutos a nivel mundial, cuidan el talento local y te permite hablar de Mallorca de otra manera», dijo Caballero, quien destacó: «Hay muchas Mallorcas, no todo es Magaluf, yo tengo una casa en Felanitx, donde cultivo vino y llevo viniendo a la Isla desde hace veinte años». De la masificación de la Isla, quiso aclarar que «a nivel de territorio, se ha de defender y no puede hacerse todo por dinero».