«No soy fan de las adaptaciones literales porque no aportan nada nuevo», declara con contundencia el guionista Javier Marquina, que acaba de publicar, junto al dibujante Jaime Infante, Dum Dum (Autsaider Cómics), una ambiciosa novela gráfica que bebe de Mear Sangre, las memorias que el mítico exboxeador ‘Dum Dum' Pacheco (Madrid, 1949) publicó en 2021 con este mismo sello, comandado por Ata Lassalle desde Llubí. Marquina lo presentará este sábado a las 19.00 horas en Univers del Còmic (Nuredduna, 7, Palma), acompañado por Jaume Vaquer.
Así las cosas, el guionista recomienda que «los lectores compren, conjuntamente con Dum Dum, Mear Sangre, porque hay cosas en la novela que no aparecen en el cómic y viceversa, son dos mundos que se retroalimentan». Pacheco, recuerda Marquina, empezó a escribir Mear Sangre en la cárcel, «cuando no tenía ni 19 años y lo acaba con casi 22, así que es una suerte de autobiografía breve, porque le queda todo por vivir». «Igual que en Mear Sangre, hemos conservado el tono de quien comparte sus recuerdos y anécdotas y, como sucede con la memoria, va dando saltos temporales. Además, hemos respetado su manera de escribir y la estructura narrativa, aunque la hemos ordenado para que tenga una mayor coherencia, con una introducción, nudo y desenlace».
Asimismo, Marquina destaca que el de Dum Dum es «un lenguaje directo, que funciona muy bien porque te lees el libro del tirón». «Su literatura es como el boxeo. El nombre de Dum Dum se lo pone un periodista porque sus puñetazos eran balas explosivas. Su manera de expresarse es parecida, muy visceral».
Por otra parte, reconoce que conocía la figura de Pacheco, campeón de España de los pesos wélter, no le era desconocida, aunque era más bien «una nota a pie de página». «No soy un gran aficionado del boxeo, pero sé que en la época de Dum Dum, en la España franquista, era un deporte muy popular, que salía constantemente en televisión», destaca. De hecho, el propio Dum Dum lo asegura en sus memorias: «Los boxeadores éramos como los futbolistas hoy en día». Más tarde, admite, el deporte quedó relegado a un segundo plano.
Un deporte que, aunque a menudo se relacione con la rabia y la violencia, a Dum Dum le salvó la vida, como él mismo reconoce. «Al principio él admite que, cuando era pequeño, sentía una rabia dentro muy grande que no sabía gestionar. Así, el boxeo le sirvió para canalizar esa furia. En el cuadrilátero encontraba la tranquilidad de poderse dejar llevar y, a la vez, no podía despistarse porque tenía que aplicar una técnica y una rigurosa disciplina. Hay que tener en cuenta que se crio entre chabolas y en bandas juveniles. Con 16 entró en la cárcel. Era carne de cañón. Fue tomando malas decisiones, pero probablemente sin el boxeo le hubiera ido peor», matiza.