El ibicenco Pablo Roso estrenará en el Atlàntida Film Fest el cortometraje Las personas que no fuman deberían ser ceniceros, su opera prima como director de cine en la que ha unido sus intereses artísticos y personales. Protagonizado por Jone Laspir y Adrián Expósito, la cinta es una autoficción que parte del momento en el que Laspir ganó el Goya a Mejor Actriz Revelación por su papel en Ane para desarrollar una historia en la que ella, que se interpreta a sí misma, viaja a Eivissa en un momento complicado a nivel personal y profesional para desconectar. Pero claro, ¿cómo desconectar en una de las Islas más congestionadas del mundo y en uno de los meses de temporada alta? A partir de ahí, Roso habla de ella, de la salud mental y de la saturación.
¿Cómo surge este proyecto?
— Después de mucho tiempo queriendo rodar un corto con Jone al fin conseguimos que los astros se alinearan. Yo creo totalmente en Jone y ella también cree en mí. O sea, se trajo el Goya hasta Ibiza. A esto ha ido sumándose la fe de un buen número de personas. Empezando por Aftersun (Edu Lozano y Toni Pla) y Yadis González que han estado sacando adelante el proyecto desde el principio. Y muchas personas muy talentosas como la montadora Garazi Larrea, Juanjo Ribas que ha hecho un cartel increíble o TAURO que ha compuesto una banda sonora original que es una maravilla.
¿Cuál es el tratamiento que le ha dado cinematográficamente a la historia?
— Cuando empecé el guion, todo el rato me venía a la cabeza el ferragosto italiano. Es el festivo del 15 de agosto desde la época romana y se celebra la Asunción de la Virgen a los cielos. Se trata de un momento del año muy caluroso y con una sensación pegajosa en el aire. Es una sensación de pausa y relax sostenida por el cansancio de los demás. En esto es en lo que consisten las vacaciones, que tienen lo mismo de paraíso que de purgatorio. Me inspiré mucho en la película Caro Diario de Nanni Moretti y también en el personaje de Itsaso Arana en La virgen de agosto. Esa sensación de pegajosidad, de una calma chicha en la que no pasa nada, ni siquiera el viento. De esa contradicción surge la idea de colocar a Jone, que necesita desconectar de Madrid, en una Ibiza en pleno agosto. Jone es una persona que cuando debería ir hacia arriba siente que se está hundiendo... y viene a una isla, rodeada de mar, para hundirse aún más.
Es su opera prima como director y guionista, pero está lejos de ser su primer proyecto artístico, ¿cómo ha unido sus experiencias previas con la nueva faceta al frente de la cámara?
— Yo siempre he tenido el impulso de escribir y he tenido que ser una persona muy transdisciplinar. Siempre he tenido la sensación de que lo que hago son cuentos o historietas para la gente a la que quiero. Da igual que un proyecto lo materialice como una oficina de turismo falsa (como hice en Binissalem), una exposición sobre cómo quise atravesar la isla buceando por debajo con 8 años o en una bandera con una frase. Eso sí, la sensación que da hacer cine es muy heavy. Supongo que por eso las personas que se dedican a esto sacrifican tanto para lograr sacar adelante un proyecto.
¿A qué hace referencia ese título tan sugerente y con tantas lecturas posibles?
— Es una frase que tenía escrita desde hace años y sabía que tenía que usarla para algo así de importante. En el film parece que Jone solo quiere echarse un 'piti' tranquilamente y le cuesta mucho lograrlo. Conseguir ese cigarro es un premio, casi tanto como el Goya.
¿Qué Jone vamos a ver en este filme?
— Jone está soberbia. Se interpreta a sí misma justo después de ganar el Goya a mejor actriz revelación y toda la ansiedad que eso conlleva. Creo que es una oportunidad muy buena para ver a una actriz de una manera que no suele ser habitual.
¿Y qué Ibiza vamos a ver en este filme?
— Ibiza es un desastre, pero bueno, quizá es de los desastres más bonitos del mundo así que aquí seguimos aguantando. Nos hubiera gustado meter más imágenes de las problemáticas de Ibiza en el corto pero aún así la isla está presente todo el rato de una manera silenciosa y va contaminando a Jone a medida que avanza la trama.
El Goya parece tener una presencia importante, quizá a nivel de 'fantasma', ¿qué lectura ha querido extraer como director de la relación de la actriz con este reconocimiento y su vinculación con Eivissa?
— Una pregunta que me surgió escribiendo el guión fue cuál es el peso de ganar un Goya y en el corto creo que respondemos a eso. Lo que hago es plantear el problema que conlleva el peso de lo que se supone que es el éxito. Con Ibiza pasa lo mismo. Ese peso es el mismo que hunde la isla. En mi pensamiento hay una relación muy fuerte entre el peso de las cosas, el hundirse y el salir a flote. Incluso cuando hablan en términos económicos usan la expresión del peso del turismo en nuestro PIB.
Se genera un paralelismo obvio entre la industria del cine y su voracidad y la industria turística y su ferocidad. ¿A partir del hecho de una persona en un momento complicado habla de una isla en un estado perpetuo de crisis o es a la inversa (o es todo a la vez)?
— Es tan buena pregunta que no sé ni responderla. Más que de la industria del cine en sí (de la que soy bastante ignorante) en lo que profundizo es en la incertidumbre y en todo el lastre generacional que cargamos jóvenes como Jone y yo. Pero sí, a través de la crisis que sufre Jone cuento lo que pienso de Ibiza. También a través de Adrián Expósito (el co-protagonista) que interpreta a un local que lleva a Jone a dar una vuelta; ahí es dónde se reflejan muchas dinámicas que, para bien o para mal, reproducimos los ibicencos.
¿Tiene algún peso en la historia el concepto de 'juguete roto' y el de 'morir de éxito'?
— En mi práctica artística abordo cuestiones que para mí son tremendamente urgentes pero siempre lo hago desde una perspectiva menos determinista. Me gusta plantear las cosas desde los márgenes y sin poner el foco de una manera tan drástica como implican esas palabras que dices. Creo que es porque tengo astigmatismo y eso me obliga a ver las cosas con el foco puesto en muchos puntos a la vez y no muy bien.
¿Qué papel juega la ansiedad de la protagonista en el subtexto del filme?
— Jone tiene ansiedad durante toda la película. La historia trata diferentes cosas: el tabaco, el Goya, Ibiza en agosto... Pero si tengo que escoger una diría que trata sobre la ansiedad de una mujer joven. Es un sentimiento que casi todas las personas que conozco sufren en mayor o menor medida. Jone y yo teníamos claro que la manera de representar la ansiedad tenía que ser, por decirlo de alguna manera, más silenciosa que en otras obras. Algo así como una explosión interna más que como una destrucción hacia fuera. Como un habitar entre escombros cotidianos. La verdad es que rodar en Ibiza en agosto ayudó mucho a la interpretación de Jone porque el estrés de esta isla en verano es muy contagioso.
¿Qué supone para una cinta como esta verse en un festival como el Atlàntida?
— El Atlàntida es para mí uno de los mejores festivales de cine que hay en el país y nos hace mucha ilusión que el estreno del cortometraje sea en un lugar como este. También es el primer trabajo de ficción de muchos de los integrantes del equipo y poder juntarnos en un cine delante de la gran pantalla para disfrutar lo que hemos creado es un sueño hecho realidad. También creo que puede ser muy interesante para el público balear ver cómo hemos retratado algunas problemáticas que compartimos todos los isleños.