Noche fresca, dulce y acaramelada en Trui Son Fusteret con la visita del cantante malagueño Pablo Alborán, que recaló este jueves en Mallorca como parte de su gira La cu4rta hoja, que lleva el nombre de su más reciente disco y que incluye temas como Carretera y manta. Precisamente con esta canción fue que Alborán decidió arrancar sus dos horas de comunión con el público isleño.
Alborán fue puntual a su cita con Palma y los primeros acordes precedieron a sus palabras ante un auditorio expectante y lleno de ganas de cantar a coro con su artista preferido. Mayoritariamente femenino, pero con edades de todos los dígitos, el público de acompañó al de Málaga que endulzó un ambiente mucho más fresco que el de las últimas noches y en el que la brisa mediterránea transportó la música de lado a lado del recinto.
Y si la gente estaba entusiasmada, no fue menos el entusiasmo que Alborán mostró para con las más de 5.000 almas a las que elevó con su acaramelada voz y sus pausados ritmos, fruto de una fusión pop del flamenco, lo latino y la balada. Se atrevió incluso a cantar en catalán y anunció que prontó habrá colaboración con un artista mallorquín.
Así pues, la conexión fue total con un sonido perfecto y de buena calidad, y Alborán se movió con soltura por un escenario que domina a la perfección a través de las distintas canciones que reinaron en la noche de este jueves como No vaya a ser, Tabú y Voraces, las primeras en sonar y que permitían al artista hacer saltos entre sus últimos discos, ya sea el más reciente (del año pasado), La cuarta hoja, o Prometo, de 2017, o el propio Tabú, que fue lanzado en 2019.
A partir de ahí, prácticamente una veintena de temas interpretadas con banda en directo y dejándose llevar en varios momentos por lo que el instante concreto pedía, sabiendo jugar con el calor de la gente, dejando algunas de sus más icónicas e importantes canciones, aquellas que le dieron la fama, para la recta final, como Te he echado de menos o Quién, de 2011 y 2012 respectivamente. Alborán deleitó, pues, más a propios que a extraños, pero por igual a todo aquel que se acercó a Son Fusteret en una noche refrescante y con aroma de velada sureña en la orilla del mar con sabor a caramelo.