Si a principios de mayo se pasea de esta guisa, no queremos imaginar cómo lo hará en pleno agosto. Este jueves por la mañana, un turista embutido en unos minúsculos slips de color verde se paseó tranquilamente por Jaume III y el Born, la milla de oro de las tiendas palmesanas. Ajeno a todas las miradas curiosas, el corpulento extranjero se detuvo ante los escaparates de reconocidas marcas, disfrutando de su peculiar -y fresquito- día de compras.
Los mallorquines que se encontraban por esos tramos lo miraron, sorprendidos, e incluso alguno de ellos, como Pedro, un vecino de Llucmajor, le sacó las dos fotografías que ilustran esta noticia. El extranjero, que vestía con unas deportivas, calcetines negros y los ajustados calzoncillos tipo nadador llevaba en una mano una prenda de color rojo y en la otra un teléfono móvil.
El tipo, impasible ante las miradas de los curiosos, bajó por Jaume III y giró por el Born, interesándose desde la calle por los bolsos de precios prohibitivos de una conocidísima marca francesa. Afortunadamente, no hay constancia de que comprara. Más que nada porque con tan poca ropa solo Dios sabe dónde llevaba la cartera.