Habían pasado años desde la última vez que el nombre de Indiana Jones había resonado en las pantallas, pero ahora, el icónico arqueólogo regresaba para embarcarse en su última y apasionante aventura: Indiana Jones y el dial del destino. Por ello, los mallorquines más cinéfilos se han apresurado este miércoles a acudir al estreno en diferentes salas de cine de Palma.
A pesar de su espíritu aventurero, el paso de los años se va reflejando en Harrison Ford, así lo comentaba en Ocimax Victoria, una fanática de la saga: «Se le nota que ya va teniendo una edad». Aún así, no se debe subestimar la agilidad y destreza del famoso arqueólogo, que con su pelo canoso y arrugas en la cara, sigue usando su látigo como en la primera película.
No hay excusa, si eres un fanático de Ford, el no tener un cine cerca no importa. Así lo afirmaron Toni y Esperanza. «Vivimos en Cala Rajada, nos hemos recorrido 80 kilómetros para venir a ver la película», presumía Toni. Para ellos no era ninguna molestia, ya que, como aseguraba Esperanza, «nos gusta mucho el cine, casi cada miércoles venimos. Hoy con el estreno, no podía ser menos».
Al ser la última película del aventurero que se dejó ver por primera vez en 1981 y que ha cautivado a tantos espectadores, no es de extrañar que muchos se mostraran ayer especialmente nostálgicos. Sin embargo, también había mucha alegría por participar de lo que es ya un hito en la historia del cine. Toni, por ejemplo, tenía sentimientos encontrados.
«Me gusta mucho Indiana Jones, la verdad, y que esta sea su última película me pone triste, aunque también creo que va a ser sensacional», comentaba antes de sentarse –o casi tumbarse– en una butaca de la recién estrenada Sala Exclusive de Ocimax.
Un esperado lanzamiento que llega con revuelo, en este caso, por el cambio de director. Y es que Steven Spilberg le ha cedido el puesto a James Mangold. Marc y Malén, de hecho, se quedaron sorprendidos al saber la noticia, pero, al acabar la sesión aseguraron que «sigue la misma línea que las otras». «La verdad es que no hemos notado el cambio», reconocieron.
Una gran expectación, tristeza y ganas de reír y pasarlo bien fueron las emociones que se dieron cita ayer en el Ocimax y, seguramente, en otras salas de la Isla y más allá. Al encenderse las luces, las caras y los aplausos han reflejado el viaje al que les había hecho adentrarse Indiana Jones.