Conocida como la novia del feeling, la diva del Buena Vista Social Club, mítico espacio de La Habana, o la dama de la música cubana, lo cierto es que Omara Portuondo no necesita sobrenombres. Su trayectoria, sus reconocimientos y su incombustible vitalidad hablan por ella. Mañana, a las 20.00 horas, en el Teatre Principal, el público de Palma tiene otra oportunidad para disfrutar del jazz y el son que exudan los poros de Portuondo, que roza los 90 años de vida. Y como la reina del escenario que es, Portuondo tiene todavía mucho que decir sobre las tablas, ese lugar por el que no pasan los años para quien asegura «sentirse muy joven».
¿Cómo se vive el volver a Mallorca en los tiempos que corren?
—Si se refiere a volver a los escenarios me siento muy feliz y afortunada. Han sido meses muy difíciles para todos por el dolor e incertidumbre que nos produjo la pandemia, pero me alegro de poder regresar a hacer lo que más amo y de reencontrarme con el público mallorquín.
Algunos artistas han cancelado sus actuaciones en las últimas semanas, pero el suyo está intacto. ¿Se siente segura y con fuerzas para cantar?
—Sí, y tengo muchas ganas de reencontrarme con todos allá. Estoy segura de que la producción ha trabajado para que todo siga los protocolos y que sobre todo podamos disfrutar de una noche con música y a ver si se animan con el baile también.
Le acompaña Roberto Fonseca al piano, ¿ya son uno?
—Robertico, como le llamo yo, es un gran músico, talentoso y con un enorme respeto a la música cubana. Llevo muchísimos años trabajando con él y nos entendemos muy bien. Le conozco desde chico y he visto su evolución artística y personal. Además, dirige el espectáculo con sus músicos de siempre, Yandy Martínez al bajo, Ruly Herrera a la batería, y Andrés Coayo, un habitual de la Orquesta Buena Vista Social Club, en la percusión. Además, mi nieta Rossio Jiménez, estará en los coros.
Tras tantos años, ¿hay sorpresas por descubrirse el uno al otro?
—Sin lugar a dudas, ya que cada interpretación es única. A mí me gusta mucho la improvisación, muchas veces dialogamos mientras interpretamos y es muy natural e irrepetible. Somos un buen tándem.
¿Cómo de importante es la complicidad entre los músicos a la hora de tocar?
—Fundamental. Al menos para mí es muy importante que haya esa química, que está basada en muchas cosas, desde uno mismo, y en dúo o colectivo. Desde la admiración, respeto, aprendizaje, juego. Puedo decir que soy muy afortunada ya que en la familia musical que me rodea siempre ha habido mucha complidad.
Su gira conmemora sus 90 años, ¿le queda cuerda para rato?
—¡Por supuesto! Soy muy sana, no fumo ni bebo, me cuido y hago estiramientos. Además, tengo novedades, como un nuevo disco y cosas para después del verano. Me siento joven y vivo la música con mucha vitalidad.
Recibió hace poco un Grammy a la Excelencia Musical y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes del Gobierno de España. ¿Se hacen esperar demasiado?
—Son siempre bienvenidos y los recibo con honor y humildad. Este camino no ha sido fácil, hay renuncias que hacer y trabajar muchas horas, pero cuando lo haces de corazón se nota. La música es el motor de mi vida, junto a mi familia. Además, para mí fue un honor recibir la Medalla de manos de los Reyes junto a mi nieta Rossio. También el Grammy junto a mi hijo Ariel.
¿Cómo será el concierto para su público en la Isla?
—Será un concierto de corazón, con mucho arte y cariño ya que hemos estado muchos meses alejados de los escenarios. Tanto yo como Roberta Fonseca y todo el grupo tenemos energía, fuerza e ilusión por verlos a todos en Palma.