El buen tiempo ha acompañado este Viernes Santo a la tradicional representación del Via Crucis de Llorenç Moya frente a la Catedral de Mallorca. Las escalinatas de la Seu se han llenado de un público que, emocionado, ha vivido con intensidad la representación basada en un poemario de Moyà. Como viene siendo tradicional, el grupo teatral Taula Rodona, bajo la dirección de Bernat Pujol, ha interpretado la función.
Los asistentes han podido presenciar la crudeza y el realismo de esta particular función teatral, que este año ha cumplido su 33 edición. Un total de 27 intérpretes han dado vida, desde mediodía, al pasaje bíblico que narra la pasión y la muerte de Jesucristo, un camino que empieza con el elenco saliendo de Cort y recorriendo el tramo que separa el Ajuntament y la Seu.
El montaje comenzó puntual, pero el público se acumulaba al pie y en los laterales de las escaleras desde hacía casi una hora. A los espectadores locales se les sumaron turistas, una tónica habitual en los últimos años. No hace falta entender el texto de Moyà para entender la historia ni percibir los sentimientos de los protagonistas; los actores se encargan de ello. Llevan años trabajando juntos y se nota. Lo sienten, y lo saben transmitir.
Desde el primer minuto, tanto protagonistas como secundarios se 'vacían' y el público lo recompensa. Ni siquiera los pequeños fallos de sonido hicieron sombra a unas actuaciones que son, junto al escenario, la clave del éxito de la pieza. Mención aparte merece el papel de Ana García como Mare de Déu. Una ovación cerrada despide al elenco pocos minutos antes de la una de la tarde.