Una veintena de esculturas de Joan Miró se instalan desde este viernes en los jardines y en atrio del Rijksmuseum de Amsterdam, entre las que figuran destacadas obras del artista español como la impresionante «La caricia de un pájaro» o «Maternidad».
«Miró en los jardines del Rijksmuseum» es el nombre de esta retrospectiva que para Joan Punyet Miró, el nieto del artista español (1893-1983), «es un sueño hecho realidad».
Es «una de las mejores retrospectivas escultóricas de mi abuelo, y ver este conjunto escultórico en un mismo lugar es un sueño», explicó el nieto del artista a Efe durante una entrevista.
«Para mí es muy importante que una exposición así tenga lugar en uno de los museos más importantes del mundo como es el Rijksmuseum», señaló Punyet Miró respecto a una muestra que recoge parte de los grandes trabajos de uno de los artistas más representativos del arte español y el surrealismo.
«Que además se encuentre al aire libre y que se muestre de una forma directa al público, y que el estudio de arquitectos que han remodelado recientemente el edificio (del museo) sea español, Ortiz & Ortiz, es un orgullo para mí y lo sería para mi abuelo», añadió.
El nieto del artista explicó a Efe que busca así «proteger, divulgar y difundir» la obra de su abuelo pero también «velar por los intereses de nuestro país y la democracia, valores que tanto costaron conseguir y con los que mi abuelo estaría totalmente de acuerdo».
La exposición, que reúne veintitrés esculturas de Joan Miró, conforma un conjunto escultórico que por primera vez se ve en Holanda, y que es único porque «no se habían visto juntas ni en Barcelona ni en ninguna otra parte», explicó Punyet.
La relación entre el artista español, el Rikjsmuseum y los Países Bajos se remonta a 1928 cuando Miró, en un viaje a Amsterdam, visitó la institución museística y en ella compró postales de pintores neerlandeses que más tarde inmortalizó en las tres pinturas conocidas como «Interiores holandeses».
Entre las piezas que componen la exposición está una de las versiones de «Pájaro lunar», adquirida por un coleccionista europeo, y que se muestra por primera vez al público desde que fuera encargada en la década de los ochenta, pues nunca había salido del almacén de Nueva York que la albergó.
«Es un milagro que podamos observar esta pieza», dijo el exdirector del Centro Pompidou y comisario de la exposición, Alfred Pacquement, durante la rueda de prensa de presentación.
Pacquement explicó que es «especialmente interesante» que en la muestra esté la primera escultura que realizó el artista español: la primera versión del «Pájaro lunar», al tiempo que recordó que la práctica escultórica de Miró, más conocido por la pintura, es tardía, ya que se dedicó a esa disciplina artística después de cumplir 40 años.
En la exposición se muestra la variedad creativa y las diferentes tipologías de escultura con las que el artista trabajó, entre las que destaca la combinación de las figuras humana y animal y una iconografía recurrente como es el sol con objetos relacionados con la cultura catalana como el sombrero de paja o el burro, además de referencias continuadas a la mujer, explicó el comisario.
El proyecto expositivo incluye las dos tipologías de esculturas de Miró, recogiendo así objetos naturales y de la vida cotidiana como pueden ser «La caricia de un pájaro» o «Mujer y pájaro», una de las piezas favoritas del propio Miró.
También hay esculturas de figuras voluminosas con formas sensuales que recuerdan a las que aparecen en pinturas como «Maternidad», «Personaje», «Pájaro solar» o «Mujer», entre muchas otras.
El recorrido se cierra con otras dos esculturas instaladas en el atrio del museo, «Personaje» (1974) y una versión de «Pájaro lunar», «una obra de arte extraordinaria» que aún siendo de tamaño pequeño en comparación con el edificio, «llena todo el espacio», señaló Pacquement.
La muestra, que estará abierta hasta el próximo 11 de octubre, es la tercera de las cinco que la institución de Amsterdam organizará en sus jardines, después de las respectivas dedicadas en 20913 a Henry Moore y a Alexander Calder en 2014.