JAVIER J. DÍAZ
Guillermo Ponce llegó ayer a Palma para supervisar la instalación de la escultura Bou, de Santiago Calatrava, en Es Baluard. Su empresa, Magisa, ha sido la encargada de dar forma y fundir la pieza durante tres largos años en los que ha habido «momentos duros», según dijo. El material usado para crear Bou ha sido el bronce y el aluminio. El resto se ha hecho de chapa laminada importada de Alemania. La obra se ha ido forjando «poco a poco» debido a «los problemas con la materia prima». Ponce explicó algunas de las causas: «Son materiales especiales, en bronce y en alumnio, que no es fácil comprar», admitió. El proceso de realización de la escultura ha sido para él y su equipo «muy laborioso». Durante el mismo, el grupo de trabajadores de Magisa, que llevan seis décadas en la profesión, se han compenetrado a la perfección, y con «mucha precisión para el tamaño que tenían las piezas», con el equipo de Santiago Calatrava, apuntó Ponce. «Calatrava y su equipo son extraordinarios, son estupendos. Gracias a ellos hemos podido llegar al final perfectamente», apuntó. «Es increíble lo mecanizado que está todo y la resistencia de las piezas, es como si fueran de una casa», prosiguió.
El proceso de trabajo obligó a que las piezas se tuvieran que elaborar con «corte de agua, una técnica que utiliza máquinas con una presión increible», además de un «exhaustivo repaso» de cada parte de Bou para que todo quedara completamente «mecanizado». Para Ponce, todo saldrá a la perfección porque en el taller «ya ha coincidido todo». Tras destacar la importancia del «trabajo conjunto» necesario para una obra de 40 toneladas, Ponce quiso recalcar que también se ha puesto mucho «cariño», algo que ha ayudado a superar los momentos «duros».
Tras haber trabajado con artistas como los mallorquines Pep Sirvent y Rafa Forteza, o José Luis Sánchez, Ponce manifestó que lo más delicado del trabajo en su taller fue fundir los conos, proceso que no se pudo hacer de una sola vez y hubo que realizar en dos veces requiriendo personal especializado. En esta semana de montaje, lo más «conflictivo» será «unir el cono de cinco metros a la peana», ya que hay que hacerlo «al milímetro» para que nada falle. De momento, Ponce espera acabar esta semana. El fundidor estuvo ayer supervisando los primeros trabajos en el lugar. «Hoy se van a soldar piezas de la base porque los técnicos lo han considerado oportuno. Después se acabará patinándola con ácidos para que quede negra, como los cubos», adelantó.