«La vida secreta de las palabras», con cuatro premios, entre ellos el de mejor película y dirección, se alzó como ganadora de los Goyas más descafeinados de los últimos años, que no tuvieron una favorita hasta el final y que estuvieron muy repartidos, en una gala tediosa e interminable. Isabel Coixet tuvo que subir al escenario dos veces, como mejor directora y como autora del mejor guión original. Por fin la reconocían a pesar de rodar en inglés.
En segundo lugar «Princesas», de Fernando León, que aspiraba a nueve Goyas y logró tres, dos para sus dos protagonistas, Candela Peña -mejor actriz principal- y Micaela Nevárez, revelación, además del de canción original. La gran perdedora de la noche fue «Obaba», de Montxo Armendáriz, candidata a diez premios. Obtuvo uno. Igual que «Ninette», de Garci, que aspiraba a siete y corrió la misma suerte. Tres Goyas para «Camarón», de Jaime Chávarri. Dos técnicos y otro para Óscar Jaenada por una mimética recreación del cantaor.
Dos premios logró «El método», de Marcelo Piñeyro, que se apuntó el mejor guión adaptado y el de actor de reparto para Carmelo Gómez, al igual que «Habana Blues», de Benito Zambrano que dominó en música y sonido. El escenario recreaba una sala de cine inspirada en los cuadros de Úrculo, pero con unas escaleras color azul, un elemento imprescindible para dotar el espacio de glamour, en un homenaje a dos fallecidos, el pintor y la directora Pilar Miró. Un recorrido por la historia de los premios que se fueron relatando a través de unos vídeos que resultaron tediosos y prolongaron interminablemente una gala con un guión prácticamente inexistente y totalmente carente de humor.
También tuvieron su espacio momentos claves de la historia de los Goya, como las manos blancas en alto de Borau contra el terrorismo, el alegato contra ETA de Imanol Arias, o el improvisado cumpleaños feliz cantado al Príncipe Felipe. Pero, inexplicablemente, no hubo referencia a la gala más polémica, la del ¡No a la Guerra! de Irak.
La noche comenzó con el premio al mejor actor de reparto para Carmelo Gómez por «El método», quien quiso recordar a Pilar Miró. Mientras que, en el apartado de reparto femenino, Elvira Mínguez ganadora por «Tapas», reivindicó las historias de mujeres de más de 40 años. El Goya al mejor director novel no constituyó una sorpresa al conseguirlo «Tapas», de José Corbacho y Juan Cruz. Corbacho puso la nota de humor al hacer un juego de palabras con la dedicatoria de Cruz y brindar su Goya «a la rubia que siempre me acompaña y que esta noche me cobra más por ser una gala». El momento más entrañable fue la entrega del Goya de Honor al productor, guionista y director Pedro Masó, quien recordó que «¡acción! y ¡corten! son su vida».