La Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) expone, en la sala 4º Espacio, la obra gráfica creada por los artistas de la Casa de Velázquez-Academia de Francia en Madrid entre 2014 y 2023. La muestra, que ya se exhibió en Fuendetodos con motivo del 278 aniversario del nacimiento de Francisco de Goya, puede visitarse hasta el 29 de diciembre, reúne siete series que suman 84 litografías firmadas por artistas de todo el mundo, entre ellos siete aragoneses becados por la DPZ --Alba Lorente Hernández, Pablo Pérez Palacio, Laia Argüelles, Carla Nicolás, Alejandro Azón Ballarín, Esther Señor y Alejandro Ramírez--.
La exposición 'Artistas de la Casa de Velázquez. Obra gráfica 2014-2024' es el fruto de un proyecto de edición de litografías desarrollado en esta institución que depende del Ministerio de Enseñanza Superior e Investigación de Francia y forma parte de la red de las cinco escuelas francesas en el extranjero. El proyecto cuenta también con la colaboración de la galería madrileña Taller del Prado.
La idea surge como un pretexto para crear un registro del trabajo realizado por los artistas que cada año hacen una residencia en la Casa de Velázquez, que a partir de 2020 incluye la vinculación de creadores de reconocido prestigio internacional que acompañan a los residentes estableciendo una interrrelación entre distintas generaciones y formas de pensar y crear.
De esta forma, el pintor Rafael Canogar, el director de cine Víctor Erice y la creadora conceptual y de 'performances' Esther Ferrer han elaborado una obra que forma parte de la cubierta de cada una de sus carpetas.
Todas las obras expuestas están realizadas con la técnica de la fotolitografía, un proceso de edición de obra gráfica que es una técnica de impresión plana desarrollada durante el siglo XIX.
Cada uno de los artistas participantes ha podido trabajar de dos maneras distintas para crear su litografía: bien de forma manual, como se hacía hace 200 años, o bien con un ordenador utilizando medios digitales. Con el fin de reducir la complejidad de la gráfica, se ha pedido a todos los artistas que las imágenes fueran en blanco y negro.
Relación entre la dpz y la casa de velázquez
La diputada delegada de Cultura, Charo Lázaro, ha destacado que la relación entre la institución provincial con la Casa Velázquez comienza en 1988 y es «una buena relación» ya que la DPZ beca cada año a un artista, que pasa un año entero en su sede madrileña.
De esta forma, artistas aragoneses se han podido relacionar a lo largo de estos años con artistas de «un montón de países», lo cual es «muy bueno».
Por su parte, la directora de la Casa de Velázquez, Nancy Berthier, ha explicado que esta institución depende del Estado francés desde 1928 y que se crea precisamente para fomentar los intercambios tanto para los franceses como para toda la comunidad internacional.
Así, además de un acuerdo bilateral con España, tiene otros con varias entidades locales, como el Ayuntamiento de Valencia --el más antiguo-- y la DPZ, con el que están «muy contentos». El primer becado de la Diputación de Zaragoza fue Pepe Cerdá (1989) y, desde entonces, se han beneficiado de esta ayuda Antón Jodrá, Roberto Coromina o Gema Rupérez.
Por la Casa de Velázquez pasan cada año una quincena de artistas, tanto emergentes como ya consagrados, de un amplio abanico de disciplinas: arquitectura, artes plásticas, cine, composición musical, fotografía, vídeo, entre otros.
Un amplio abanico
El comisario de la exposición, Enrique González, ha destacado que, entre los 84 artistas cuyas obras forman parte de la muestra, hay creadores procedentes de países tan lejanos como México, Corea, China o Chile, por lo que la Casa de Velázquez es «un punto de encuentro».
González ha señalado que, cuando estos artistas acceden a la institución, existe un acuerdo con el Taller del Prado para que tengan un contacto con la obra gráfica y de ahí salen estas fotolitografías de creadores que provienen de distintas disciplinas.
Mediante esta técnica, los artistas pueden trabajar directamente desde su ordenador, crear una imagen, pueden crear una imagen en un original sobre el que pueden dibujar directamente en papel, que luego se digitaliza o pueden trabajar directamente sobre la plancha. Es decir, «hay muchas vertientes, muchas formas de trabajar» y el abanico abarca desde litografías que parecen fotografías, hasta dibujos «muy sueltos, como de lápiz», con lo que «se puede hacer prácticamente de todo», ha afirmado el comisario.
Los siete artistas aragoneses
Entre los siete artistas becados por la DPZ, Alba Lorente Hernández aborda en su obra una estética destructiva basada en el trabajo de algunos artistas hispanoamericanos de principios de los años 60. Plantea la destrucción como creación de una imagen o pieza plástica y busca metodologías destructivas para hacer vidas plásticas.
Pablo Pérez Palacio analiza cuestiones en torno a los límites, la forma y cómo los diferentes niveles de relación humana configuran la experiencia del estar en el mundo, con una obra estrechamente ligada al pensamiento y la poética, investigando el yo entendido como la subjetividad del ser desde su contexto peculiar.
En cuanto a Laia Argüelles, realiza un trabajo fuertemente relacionado con el potencial de las imágenes y el lenguaje con un enfoque conceptual. La recopilación, clasificación y reinterpretación de materiales encontrados y fotografías a través de la intervención y el montaje son el centro de su práctica creadora.
Carla Nicolás convierte sus grabados y libros de artista en «piezas únicas» y, a veces, son objetos que mutan su forma, jugando con los conceptos para otorgar otro significado a cada uno. Su obra más reciente habla de sentimientos y experiencias personales.
Por su parte, Alejandro Azón Ballarín interroga los paisajes transformados por la mano del hombre, así como asuntos relativos a la antropología y la arqueología, con gran parte de su trabajo centrado en la creación de mapas y cartografías.
Alejandro Ramírez Ariza interroga, narra y pone en escena los misterios del recuerdo y del olvido. Mediante la transfiguración de lo cotidiano, propone un discurso que se mueve sutilmente entre investigación autorreflexiva y poesía universal.
Por último, Esther Señor --colectivo formado por Esther Señor y Carmen Cifrián-- se caracteriza por la elaboración de 'fotocollages' de una gran minuciosidad, que son desarrollados en series largamente meditadas en las que el proceso creativo se convierte en una prolija tarea diaria dilatada en el tiempo.