La Audiencia Provincial de Madrid juzgará a partir de mañana el crimen del dueño de un bar en el distrito de San Blas en el transcurso de un robo sucedido en marzo de 2020 después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ordenara que se volviera a repetir el juicio.
El crimen se produjo la noche del 6 de marzo cuando Juan Miguel cerró su bar y se dirigió junto a su pareja y su cuñada al lugar donde tenía el coche aparcado en la calle de Hinojosa del Duque. Cuando estaban dentro del vehículo, fue apuñalado en el cuello. La puñalada le atravesó la tráquea y cayó fulminado. Los delincuentes huyeron del lugar sin robar nada.
En la vista oral que ya se celebró se conoció que presuntamente el cuñado político del hostelero habría ideado un plan para robarle la recaudación y encargó el atraco a dos toxicómanos que conoció días antes en un bar, a quienes suministró dos cuchillos y datos sobre los itinerarios de la víctima.
La Sala consideró vulnerada «la tutela judicial en su vertiente del derecho a la motivación razonable» en el veredicto y la sentencia y, por ello, devolvió la causa a la Audiencia Provincial para que se celebrará una nueva vista oral.
Los magistrados estimaron el recurso de la Fiscalía y devolvieron la causa a la Sección Sexta de la Audiencia madrileña al entender que tras la celebración de la vista con Jurado Popular se detectaron 'defectos' en el veredicto.
Tras el juicio, el jurado declaró culpables de homicidio a los autores materiales del crimen del hostelero pero exoneró al inductor del asesinato al considerar probado que no participó en los hechos.
A los autores materiales les declaró culpables de un delito de homicidio y robo con violencia, mientras que al excuñado y autor intelectual le culpaba solo del robo en contra de lo que pedía la familia y la fiscal.
En su última palabra, los acusados se rompieron por completo y mostraron al tribunal su arrepentimiento «absoluto»: «Pido nuevamente perdón a la familia y a sus seres queridos. La intención no era ese fatal desenlace. Me seguirá toda la vida y pido una oportunidad», suplicó uno de los acusados entre lloros.
Frente al tribunal de jurado, la fiscal solicitó que se les condenara a 17 y 15 años de cárcel por delitos de robo con violencia, con la agravante de disfraz, y homicidio, mientras la familia elevaba a 25 años la petición para los tres al calificar los hechos de un asesinato agravado al no poder defenderse la víctima.