El escritor barcelonés Mauricio Wiesenthal acaba de publicar las memorias noveladas 'Las reinas del mar. Memorias de una vida aventurera' (Acantilado), un recorrido por travesías marítimas e historias de míticos navíos: «El viaje por mar representa la libertad, representa la huida, representa la esperanza».
En una entrevista con Europa Press, ha explicado que su nuevo libro es una obra paralela a su anterior 'Orient-Express', pero en el mundo del mar porque para él es el viaje «más cinematográfico» y que más se presta a la libertad.
En los 26 capítulos ha querido alejarse de la concepción de diario y ha optado por la novela, porque en ella «hay vida, hay aromas, hay comidas, hay amores, hay sensaciones».
Ha querido que el libro fuese «un poco banquete», con constantes referencias culturales y navieras, y que los lectores tengan la sensación de acompañarlo en estos viajes oceánicos y compartan su excitación.
Wiesenthal (Barcelona, 1943) ha subrayado que, a diferencia del viaje en avión, donde se llega rápidamente a un lugar y uno se introduce en una nueva cultura, en el marítimo se va poco a poco: «Entrar a Nueva York por mar es de las cosas más bonitas que recomiendo».
Ha reivindicado el viaje en barco --las reinas del mar-- respecto a otros medios de comunicación que en ocasiones crean una distancia entre los pasajeros: «El barco da la unión», y ha resaltado la facilitad de conocer a las personas durante las travesías.
Cartas a si mismo
Wiesenthal ha reunido estos textos escritos durante años y ha explicado que usaba una técnica «pintoresca» para recoger sus vivencias: en las paradas de sus viajes se enviaba cartas a si mismo a Barcelona en las que recogía las vivencias durante las travesías.
«Contaba lo que había vivido, los tres o cuatro días que había vivido, pero no como un diario, sino tal como me iba viniendo a la memoria», ha afirmado, y encontraba en estos textos la emoción que quería reflejar en 'Las reinas del mar'.
Ha resaltado también que las navegaciones que refleja el volumen son algo «muy diferente al mundo turístico del crucero», en el que las personas se consideran poderosas porque han alcanzado el estatus de turista, dice.
«Eso sería lo contrario de lo que estamos hablando, que es el viaje. El viaje pacífico, el viaje de convivencia, el viaje de espíritu. Es otra cosa diferente», ha subrayado.
Preguntado por su mar favorito, ha respondido que el Mediterráneo, con sus dos orillas tan diversas, aunque lamenta que se haya convertido en un escenario de guerra y en una vía de huida en unas condiciones muy difíciles, y también cree que la travesía del Atlántico es «inolvidable».