El icónico edificio de Torres Blancas, en el número 37 de avenida de América, contará con ocho viviendas en su planta 22 después de que el Pleno de Cibeles haya dado el visto bueno este martes, con el sí del PP y la abstención del resto de formaciones, a su Plan Especial modificando el uso de oficinas a residencial.
Lo han hecho tras descartar su uso original, el de restaurante, allá por los años 70 del siglo pasado, por el aforo que conllevaría.
Con esta luz verde se modifica el uso de oficinas a residencial y se incluyen mejoras en la evacuación y en la eficiencia energética. También se pondrá en valor la estructura de hormigón de la construcción, incluida en el Catálogo de Edificios Protegidos de la capital
El Plan Especial para la construcción de estas ocho viviendas y la modificación de uso se ha tramitado de acuerdo al Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM), que especifica que toda intervención urbanística que suponga un aumento de viviendas o locales con mantenimiento de la superficie debe cumplir unas especificaciones. En este caso, el incremento es de un único local a ocho viviendas reduciéndose la ocupación máxima de la planta de 48 a 40 personas.
La propuesta urbanística planteada mejora las condiciones de evacuación de la planta 22, modifica el acceso actual de la entreplanta a la planta, pone en valor la estructura de hormigón armado respetando la documentación original de su arquitecto, Francisco Javier Sáenz de Oiza, y permite eliminar una escalera privada que conecta las plantas 22 y 23, ha detallado el área que capitanea Borja Carabante.
El restaurante no es posible
Esta iniciativa surge como respuesta a la imposibilidad de implementar su uso original como restaurante por los problemas de aforo que ello conlleva. El arquitecto Sáenz de Oiza proyectó el edificio Torres Blancas en 1961 para uso residencial, con 21 plantas destinadas a viviendas, dos plantas de remate para uso social del vecindario y dos plantas sótano.
La planta 22 acogió durante la década de los 70 del siglo pasado un restaurante y después un conjunto de oficinas, actualmente en desuso.
Pese a que el edificio se compone de una sola torre, su denominación de Torres Blancas proviene de la intención inicial de Oiza de construir dos edificios. El inmueble cuenta con una altura de 81 metros y una estructura formada por cilindros en su perímetro exterior que responden a la experimentación constructiva de su creador con el que ganó el Premio COAM 1972 y el Premio a la Excelencia Europea de 1974, ha indicado el Consistorio.