La iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico (Zaragoza) ha estrenado la restauración de su atrio y su portada norte, en la que el Gobierno de Aragón ha invertido más de 200.000 euros, de los que 150.000 proceden de los fondos 'Next Generation' de la UE.
La directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno autonómico, Gloria Pérez, ha expresado su satisfacción por el resultado de la actuación en una portada románica que es «excepcional», con una iconografía «interesantísima», pero que se encontraba «en muy mal estado». Así, los trabajos de restauración garantizarán la conservación de ambos elementos del templo y su permanencia en el futuro.
La iglesia de San Esteban fue declarada Monumento Histórico Artístico --actualmente Bien de Interés Cultural-- en 1944 y está situada en la parte más alta de la localidad, también declarada Conjunto Histórico. Atesora en su interior un notable conjunto de bienes muebles de interés histórico-artístico, han indicado desde el Gobierno de Aragón.
La portada norte se realizó a finales del siglo XII y presenta un arco rebajado de factura posterior sobre el que se sitúa un tímpano con la representación de Cristo en majestad rodeado del Tetramorfos. Este tímpano se enmarca por tres arquivoltas de medio punto con todas sus dovelas talladas con escenas del Nuevo Testamento y profanas y una profusa decoración vegetal y geométrica en las acanaladuras intermedias.
Estos tres arcos se apoyan sobre capiteles con decoración vegetal, que apean a su vez sobre columnas cuyos fustes están formados por estilizadas esculturas de bulto redondo representando a diversos santos y reyes.
Por su parte, el atrio se levantó en el siglo XVI y, desde entonces, ha permitido proteger la portada y hacer que conserve algunos restos de la policromía original que la recubría completamente.
Estado precario
El estado de conservación de la portada antes de la intervención que acaba de finalizar era «bastante precario», ya que al deterioro natural producido por el paso del tiempo se había unido el derivado de su exposición directa a la climatología durante el periodo anterior a la construcción del atrio.
Los agentes atmosféricos habían incidido directamente sobre la superficie pétrea policromada, que presentaba una abundante suciedad y un oscurecimiento que impedían contemplar las representaciones.
No obstante, eran la arenización, disgregación, desplacación, fisuración, formación de ampollas, exfoliación y las abundantes pérdidas materiales diseminadas por todo el conjunto pétreo las que aconsejaban una «urgente, pero meditada y rigurosa intervención».
Hasta entonces, sólo se había detectado una intervención --ejecutada probablemente en los años 60-- en la portada, en la que se realizaron reparaciones en los elementos pétreos con morteros de cemento inadecuados que, al contener sales nocivas y a la vez impedir la necesaria permeabilidad de la piedra, habían influido negativamente en el deterioro de las superficies sobre las que se aplicaron.
Estos problemas se han visto agudizados por fallos en la estanqueidad de la cubierta y paramentos, que habían producido filtraciones de humedad en algunas zonas.