Con motivo de la conmemoración, este 2023, del centenario del fallecimiento de Joaquín Sorolla, tanto el Museo Sorolla como la Fundación Museo Sorolla se han fijado como objetivo conseguir la devolución al maestro de la luz de la estación de Metro de Iglesia, en plena glorieta Pintor Sorolla y a escasos 200 metros de la que fue su casa en Madrid y que ahora acoge su museo, el cuarto más visitado en Madrid.
Se trata de una iniciativa lanzada en 2018 por los descendientes del artista y que revive ahora como una de las líneas de actuación del Centenario Sorolla, que aspira a conseguirlo antes de que finalice esta efeméride, en diciembre de 2024, según han confirmado a Europa Press fuentes de la Fundación Museo Sorolla.
El 17 de octubre de 1919, el rey Alfonso XIII inauguró el primer tramo de metro de Madrid, que comenzaba en la estación de Sol y se prolongaba hasta la parada de Cuatro Caminos.
En el recorrido de esta ruta, en una primera instancia la estación de Iglesia tenía previsto llamarse Martínez Campos, si bien en las últimas decisiones antes de abrirlo al público se deliberó denominarla con su nombre actual debido a la ubicación de la Parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel, situada frente a la boca de Metro, en el corazón del Distrito de Chamberí.
Fue con la llegada de la II República en 1931 cuando se decidió renombrar la estación a Sorolla, apellido del pintor valenciano que tan bien supo inmortalizar el mar Mediterráneo junto al que nació, dada la proximidad con su casa museo.
Ocho años después de finalizar la Guerra Civil la estación recuperó el nombre de Iglesia, que mantiene hasta la actualidad, si bien desde la Fundación recuerdan que en 1960 la plaza bajo la que se sitúa la infraestructura sí cambió su denominación plaza de la Iglesia a glorieta del Pintor Sorolla, descartando cualquier vinculación política con el reconocimiento que reclaman para el artista.
Primera petición en 2018
Con motivo del centenario de Metro de Madrid, la familia Sorolla puso en marcha una campaña para modificar el nombre de la estación, como se haría ese mismo año con la de Atocha --que pasó a llamarse Estación del Arte por su proximidad al Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía-- y la de Metropolitano --desde entonces Vicente Aleixandre--.
Para los promotores esta iniciativa, el cambio de nombre de la estación de Metro Sorolla sería «el modo idóneo» para rendir tributo al pintor y «a su contribución para con la historia del arte universal», pasando a engrosar «el pódium de los grandes genios de la pintura española con parada», como Velázquez y Goya.
Además, consideran que esto afianzaría el «estrecho vínculo» de este pintor «madrileño de adopción», al igual que los dos anteriores, con la ciudad en la que vivió más de 40 años.
En su momento, la familia llegó a recabar más de 1.500 firmas mediante la difusión de redes y las páginas metro-sorolla.org y decide.madrid.es, si bien la petición sólo consiguió la exposición de algunas obras de Sorolla que se pueden visionar a día de hoy en la estación, pero con el nombre de Iglesia para la misma, lamentan desde la Fundación, que recuerda que ciudades como Nueva York o Londres «han dejado paso a artistas para decorar y mostrar creaciones que se puedan observar y contemplar a nivel público para todo tipo de usuarios».
En este sentido, el ideario de esta propuesta se vincula con la creación de un proyecto de intervención artística a partir de las obras del genio de la luz, en la línea de las denominadas «paradas de Metro artísticas» como polos de desarrollo y atracción turística que «muestran estos espacios como lugares de expresión artística pública», a través de los que los ciudadanos «puedan acercarse a conocer de una manera más cercana y lúdica la obra de Sorolla».
Potencial turístico del cambio de nombre
Los promotores de la iniciativa sostienen, asimismo, que el cambio de nombre de la parada de Metro tendría «una gran repercusión» a nivel turístico al ayudar a «redistribuir los flujos de público» de una manera «más efectiva, sin confusiones y de manera más directa».
Fuentes de Metro, por su parte, recuerdan a Europa Press que se trata de una petición recurrente sobre la que, sin embargo no hay ninguna novedad al respecto.
El Museo Sorolla superó en 2022, año en el que todavía los estragos de la pandemia eran latentes, los 260.000 visitantes y este 2023 espera superar la barrera de los 300.000, con una media de 5.000 visitantes por semana, según los datos aportados por la Fundación.
Actualmente se encuentra en pleno proyecto de ampliación a cargo del estudio Nieto y Sobejano Arquitectos, lo que duplicará su actual extensión hasta los 6.000 metros cuadrados e implica una previsión de crecimiento para los próximos años «muy elevada».