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La revista 'Turia' entrevista en su número de junio a Eduardo Mendoza y Pureza Canelo

Archivo - El escritor Eduardo Mendoza | Europa Press - EUROPA PRESS - Archivo

| Teruel |

Los lectores del nuevo número de la revista 'Turia', que se distribuye este mes de junio, podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con protagonistas de notable interés: Eduardo Mendoza y Pureza Canelo.

Mendoza es uno de nuestros escritores más apreciados por sucesivas generaciones de lectores, habiéndose convertido en un referente de las letras españolas contemporáneas y en un autor de enorme popularidad desde que en 1975 su primera novela, 'La verdad sobre el caso Savolta', le lanzara de inmediato a la fama y al reconocimiento de la crítica. En la conversación exclusiva que publica 'Turia' reconoce, entre otras afirmaciones llenas de sabiduría y autenticidad, que «todo lo que digo y cuento soy yo, todo es fondo de armario».

Sergi Doria, el autor de la entrevista subraya que "antes de escritor, Mendoza fue abogado e intérprete en las Naciones Unidas; también estuvo presente en el primer encuentro entre Felipe González
y Ronald Reagan. Un políglota cuya primera lengua es el humor y la segunda la Historia como eterno retorno de la idiocia".

Este 2023, Mendoza ha cumplido ochenta años pero no sacraliza la vejez como feudo de sabiduría, al contrario, asegura que en las edades provectas se evacúan muchas tonterías y personas aparentemente sensatas se radicalizan. Entre otros titulares, Mendoza declara a
'Turia': «En cada época de la vida, cada uno lee lo que quiere leer» o confiesa que el humor forma parte de su manera de ser y que uno de sus ídolos era Tarzán. También reconoce que siempre ha escrito a mano y sigue escribiendo con pluma, «esto es sagrado», dice, «pero utilizo mucho el ordenador».

Asegura que su la novela favorita de las que ha escrito, no lo duda 'Una comedia ligera'. A pesar de que ser la única que no se ha vendido bien, le gusta porque era la Barcelona de los años cuarenta con sus recuerdos, o más bien impresiones, de infancia.

A Pureza Canelo, que forma parte de la nómina de mejores poetas españolas de las últimas décadas, la escritura siempre le ha parecido una labor rigurosa y exigente. Quien fuera, durante muchos años, ejemplar gestora cultural al frente de la Fundación Gerardo Diego de Santander, practica un lirismo de investigación. Es la suya una obra poética fraguada sin prisas, certeramente lacónica y sintética, según la crítica.

En la entrevista que mantiene con el periodista y también poeta Fernando del Val, Canelo dice con convicción: «Todo no es poesía, ahí está el reto de la alta creación. Una escritura pobre no transita pensamiento ni emoción. Una retahíla de palabras sin idea ni canto no es escritura. Si la luz es materia, la poesía también. Atrévete a aproximarte a lo intangible, a lo indefinible. Sálvese quien pueda ante el riesgo de la escritura poética».

Su última obra, 'De Traslación', es del pasado año, su primer libro apareció en 1970, 'Lugar común' y le valió el prestigioso Premio Adonais. Muy reconocida en su tierra natal, de la que es Medalla de Extremadura y miembro de la Real Academia de Extremadura de las Artes y las Letras, Pureza Canelo posee también una contrastada y meritoria labor al frente de la Fundación Gerardo Diego desde 1999 hasta 2019.

Reconoce que durante años hizo "una poesía extensiva, coloquial,
derramada". Ahora, como acredita su libro más reciente, escribe poesía para nombrar lo innombrable.

'pensamiento?

En la sección dedicada a 'Pensamiento', 'Turia' habla de cuestiones de palpitante actualidad: cómo funcionan las democracias en estos tiempos complejos y cómo gestionan los gobiernos el malestar político en la sociedad del siglo XXI. El artículo inédito que la revista dedica a este crucial tema corre a cargo de Germán Cano, profesor titular de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.

Su análisis, en el que tiene en cuenta las aportaciones de expertos como el argentino Ernesto Laclau, el español Daniel Innerarity o el italiano Andrea Greppi, concluye con una clara apuesta por la tesis de que «menos representación no debe necesariamente implicar más o mejor democracia».

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