La Generalitat Valenciana es, desde hoy, propietaria del Palau que acoge su sede tras un «largo viaje» de 40 años de procedimiento administrativo para que la Diputación de València le cediera la titularidad del edificio.
Con una simbólica entrega de llaves, el presidente del gobierno valenciano, Ximo Puig, y el presidente de la corporación provincial, Toni Gaspar, han escenificado esta cesión de titularidad. El día elegido ha sido el 25 de abril, conmemoración de la pérdida de los Furs tras la Batalla de Almansa. En este 2023 también se cumplen 100 años desde que la Diputación estableciera su sede en el Palau.
A partir de 1923, la corporación provincial instaló su sede en este palacio que cuenta con más de 600 años de historia. Fue la institución provincial quien se encargó de la rehabilitación del edificio y fue su primer presidente en democracia, Manuel Girona, quien propuso ceder el edificio a la renacida Generalitat, que fue abolida tras la derrota en Almansa.
Desde entonces, el gobierno valenciano ha utilizado este edificio como sede, pero se ha mantenido la «anomalía» de que la propietaria era la institución provincial. Hoy Puig ha defendido que el Palau ahora es «democrático y decente» ya que «ahora también pertenece a las mujeres y ahora proyecta una mirada social».
Puig ha señalado que el autogobierno de los valencianos ahora es «de una identidad recuperada, de principios de civilidad ilustrada y de democracia socialmente avanzada». El president ha recordado también el «largo viaje» del pueblo valenciano sin Generalitat, y ha citado a los ilustrados del siglo XVIII «sensibles a la cultura valenciana»; la Renaixença del siglo XIX, los valencianistas del siglo XX que «soñaban Estatuts» contra la dictadura y los demócratas que en la Transición salieron a las calles para decir «libertad, amnistía, Estatut d'Autonomia».
Puig ha insistido en que el autogobierno es la «red de seguridad» y la «mano invisible» detrás del progreso de la sociedad valenciana en los que ha considerado los mejores 40 años para el pueblo valenciano.
Por su parte, Gaspar ha señalado que este ha sido un final «feliz y necesario» que ha terminado con este «eterno proceso administrativo» que ha durado 40 años. Ha considerado que esta cesión es algo «necesario para el pueblo valenciano, su historia y sus instituciones».
Gaspar ha aprovechado el acto para solicitar «cooperación» entre toas las instituciones, y ha remarcado que «el exceso de voz nunca se traduce en un avance como sociedad». «La banalidad, la dramatización y la mediocridad nunca han sido buenas aliadas del pueblo valenciano», ha agregado.