La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha reivindicado el modelo de la 'Superilla Barcelona' en la Cumbre Mundial C40, que se celebra desde el miércoles hasta este viernes en Buenos Aires (Argentina): «Ahí donde transformamos la ciudad se llena de vida, y es que además sucede inmediatamente», ha sostenido durante su intervención.
Así, ha resaltado que «cuando se empieza el proceso de transformación, nadie quiere volver a una ciudad contaminada y gris» y ha defendido que la ciudadanía utiliza nuevos espacios infantiles y verdes donde, en sus palabras, antes había coches.
«Ninguna presión, ningún 'lobby' va a poder hacernos cambiar de idea, porque la ciudadanía lo tiene claro y nosotras también», ha avisado junto a las alcaldesas de París, Anne Hidalgo, y Bogotá, Claudia López, quienes también han presentado los proyectos impulsados en sus respectivas ciudades para garantizar a la ciudadanía el acceso a servicios municipales a menos de quince minutos de sus domicilios.
Hidalgo ha explicado que París ha adoptado la escuela como «capital del barrio» y ha destacado la participación de la sociedad, que, en sus palabras, mucho más que acto de presencia hace acto de invención, y formula propuestas.
López ha narrado la implementación de las 'manzanas del cuidado', centros para «reconocer, reducir y redistribuir la sobrecarga de trabajo de cuidados no remunerados en las mujeres» con tres ejes principales: poner a disposición de la ciudadanía los recursos municipales, ejercer los cuidados para que no tengan que hacerlo ellas y --en sus palabras-- enseñar a cuidar al resto de la población.
"modelo de éxito"
En un comunicado, el Ayuntamiento de Barcelona ha cifrado en más de 250 las peticiones de otros países que ha recibido en los últimos dos años para conocer el modelo 'Superilla Barcelona', reconocido como una «experiencia de éxito» en la declaración final de la Cumbre.
El consistorio ha aseverado que el modelo 'Superilla Barcelona' busca ganar espacio verde y para peatones, así como reducir la contaminación y el uso del vehículo privado, impulsar el transporte público y reforzar la economía de proximidad.
Grandes ciudades como Berlín, Viena, Rotterdam o Los Ángeles --la segunda ciudad con más población de Estados Unidos-- figuran entre las últimas que han empezado a aplicar este modelo.