Conocer a otros profesionales, o empresas, en las áreas que nos interesan, es una de las razones por las que debe potenciarse el networking. En muchos casos, solamente hay que propiciar eventos, tales como celebrar encuentros y las personas pueden conocerse, pueden intercambiar información y establecer colaboraciones, temporales o de largo recorrido.
Sin embargo, contamos con investigaciones que ponen de manifiesto la existencia de cierta incomodidad, para algunas personas, producida por tener que exponerse, tener que “salir de las zonas de confort” de cada uno, para interactuar con alguien a quien no conocemos.
Un reciente artículo en Harvard Business Review (HBR) a cargo de las profesoras Tiziana Casciaro, Francesca Gino y Maryam Kouchaki, estudia este problema y ofrece varios consejos, concretamente cuatro, para llegar a apreciar, o incluso disfrutar de las actividades de networking, por otra parte tan necesarias, o mejor dicho, imprescindibles, en la sociedad de hoy. Las autoras del citado artículo proponen lo siguiente:
Concentrarse en aprender: Se trata de acudir a las sesiones o encuentros con la determinación de aprender, con un interés muy acentuado en conocer cosas nuevas, ya sean de nuestra especialidad, o de otras materias. En pocas palabras, tener pasión por aprender y el resto de sensaciones como, el miedo y la incomodidad a exponerse a los demás, desaparecen.
Identificar intereses comunes: Cuando existen áreas de interés para muchas personas, en las que unas necesitan el conocimiento de otras, para tener una visión completa de las cosas, o para obtener un avance en determinada materia. En esos casos la investigación empírica demuestra que se establecen unas redes de contactos duraderas. Conviene mediante un autoexamen, o con ayuda de expertos o coaching, identificar las áreas de interés que cada uno tiene en la vida
Pensar abiertamente sobre lo que se puede aportar: Un ejercicio necesario para ganar autoestima y seguridad es detenerse a analizar lo que podemos ofrecer a los demás. El artículo que reseñamos nombra los trabajos de los autores Allan Cohen y Davis Bradford, en los que se destaca que las personas tenemos la tendencia a pensar en términos muy restringidos sobre nuestras capacidades y habilidades. Quizá para nosotros no son nada especial, pero para otros suponen una palanca que potencie sus puntos fuertes a zonas que no podrían alcanzar.
Tratar de encontrar una finalidad superior, algo que va más allá de nosotros mismos: En ocasiones una mayor motivación para utilizar bien el networking la ofrece fijarse un fin superior. En una empresa, será “conseguir mejoras para los clientes”, en un caso individual puede ser “conseguir mejorar mi carrera” o iniciar “un cambio de vida profesional mediante el emprendimiento”. Son ejemplos, hay muchos más, pero lo importante es la interacción con otras personas, buscando algo que va más allá de lo que interesa al yo concreto.
Las autoras del texto de HBR que aquí se reseña, destacan las cuatro características detalladas y aconsejan utilizarlas en diferente proporción según la persona y sus circunstancias profesionales y vitales. Sin duda tener en cuenta lo que nos dicen, puede ayudar quitar los miedos y las reservas que produce el networking y abrirse a un mundo de relaciones y oportunidades.
“He conocido a muchas personas que me han honrado con su amabilidad. Me ha conmovido la cantidad de gente que está alcanzando la plenitud de la vida y liderando mediante el ejemplo. Y sobre todo, me han recordado que pocas cosas hay tan importantes como establecer relaciones”. Robin Sharma
Joaquín Solanas, profesor de Dirección de Empresas de la Universitat Abat Oliba CEU