El valor de hacer bien las cosas

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Vivimos tiempos inciertos y, en muchos sentidos, paradójicos. El nuevo rumbo político en Estados Unidos ha traído de vuelta presiones sobre Europa: se empuja para alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania y al mismo tiempo se reclama un mayor esfuerzo en gasto militar. Mientras tanto, Rusia sigue presionando en el este y el conflicto continúa sin una salida clara. Europa navega entre la necesidad de protegerse y la de sostener su economía. Alemania, que ya encadena dos años de recesión, lo nota especialmente: su industria pierde fuerza, los costes energéticos siguen siendo altos y la recuperación no termina de arrancar. Reino Unido, por su parte, avanza con algo más de estabilidad, pero con un crecimiento muy contenido y una deuda pública que continúa pesando. Y en medio de este escenario incierto, el turismo sigue empujando con fuerza la economía y el empleo.

Para España ha sido una de las claves que explican su crecimiento. Nuestro país cerró 2024 con cifras récord: 93,8 millones de turistas internacionales, un 10% más que el año anterior. El sector aportó el 12,8% del PIB y generó más de 186.000 millones de euros.

Balears, una vez más, tuvo un papel protagonista: más de 15,3 millones de visitantes extranjeros, un 6,1% más que en 2023. El gasto turístico creció un 13,3%, alcanzando los 20.051 millones de euros. Y todo esto se ha traducido en una tasa de paro en las islas por debajo de la media nacional. Estos datos no son solo buenos. Son un éxito. Y lo son porque detrás hay trabajo, estrategia y una visión clara: atraer un turismo de calidad, que valore lo que somos y que esté dispuesto a invertir en una experiencia diferente. Balears se ha consolidado como un destino con personalidad propia. No competimos por volumen, competimos por valor. El perfil del visitante ha evolucionado: llegan más personas que buscan vivir la isla con calma, con respeto, y que saben apreciar lo auténtico. El turismo de alto nivel —en su mayoría europeo— puede llegar a gastar hasta diez veces más que el tradicional. Y eso no es una anécdota: es el reflejo de un modelo que funciona y que aporta más. Este cambio no ha sido casualidad. Las empresas han invertido con decisión en el reposicionamiento del destino, renovando su oferta, mejorando servicios y adaptándose a una demanda exigente. Y los resultados están ahí.

Hoy Balears ofrece una propuesta más sólida, más cercana a lo que buscan los nuevos viajeros y con un modelo que mira al futuro con responsabilidad. Pero no todo son cifras y reconocimientos. También tenemos retos —algunos urgentes, otros estructurales— que no podemos dejar para más adelante. Uno de los más graves es el acceso a la vivienda. Hoy en día, encontrar una casa digna y asequible en las islas se ha convertido en una dificultad real, tanto para quienes viven aquí todo el año como para los trabajadores que hacen posible la actividad turística. Sin vivienda, no hay talento. Sin talento, no hay calidad. Y sin calidad, no hay futuro. Otro reto es el de la formación. Las islas requieren personas preparadas, muy profesionales, motivadas y con ganas de construir su vida aquí. El turismo, que durante años se ha visto como una salida temporal, está cambiando, y las empresas estamos jugando un papel esencial en este cambio. Invertimos en nuestros equipos, ofrecemos estabilidad y trabajamos en proyectos de largo plazo que nos permitan seguir creciendo de manera sostenible. En este camino, la colaboración entre el sector privado y público es clave. Iniciativas como la FP dual son un buen ejemplo de cómo podemos unir esfuerzos para formar a los profesionales que necesitamos para el futuro del turismo, asegurando que el talento esté preparado para afrontar los desafíos del sector.

El camino parece claro: seguir avanzando con un turismo que nos permita crecer de manera responsable, sin perder de vista lo que realmente importa. Si logramos gestionar bien este equilibrio, ganamos todos: los que vivimos aquí, los que nos visitan y quienes hacen que Balears siga siendo un lugar único. Las cifras del año pasado lo reflejan, pero más allá de los números, lo que cuenta es la dirección que tomamos. Apostar por un turismo de calidad, invertir en nuestro futuro y trabajar juntos —empresas y administraciones— es lo que nos permitirá seguir construyendo Balears, con ese carácter único que define a nuestra tierra. Lo que realmente nos hace fuertes es nuestra gente, esa que con esfuerzo y dedicación convierte cada desafío en una nueva oportunidad. Por ellos toca seguir avanzando. Con equilibrio. Con ambición. Con la vista puesta en el largo plazo.

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