El canadiense Felix Auger-Aliassime, duodécimo cabeza de serie, pasó este martes a las semifinales del Abierto de Estados Unidos al vencer por 6-3, 3-1 y retirada del adolescente español Carlos Alcaraz, que tuvo que abandonar el partido por lesión.
Con el 2-1, en el segundo set, y el saque en poder de Auger Aliassime, Alcaraz ha pedido la presencia del fisio del torneo al sentir molestias en el aductor.
Luego ha querido seguir, pero con el marcador en 3-1 a favor del tenista canadiense, Alcaraz, de 18 años, muy exigido en los dos partidos anteriores, que los llevó a cinco sets, no pudo continuar en el partido y se retiró cuando buscaba sus primeras semifinales de un Grand Slam en lo que era su debut en el Abierto.
Mientras que Auger Aliassime, que juega su cuarto Abierto, disputará sus primeras semifinales del Abierto y de un Grand Slam y lo hará frente al ruso Daniil Medvedev, segundo favorito, que en el primer partido de cuartos venció por 6-3, 6-0, 4-6 y 7-5 al holandés Botic van de Zandschulp.
El partido, que comenzó con el saque en poder del tenista canadiense, lo mantuvieron sin problemas hasta el sexto juego cuando Alcaraz se puso 15-40 abajo y aunque salvó tres pelotas de «break» al final en la cuarta no pudo evitar el primer quiebre del partido que le daba a Auger-Alissiame la ventaja de 4-2.
Eso fue todo lo que necesitó el canadiense para mantener el suyo el resto del camino después que en el noveno remontó un 0-40 con seis tantos seguidos y asegurarse la primera manga que duró 44 minutos.
El segundo no comenzó nada bien para Alcaraz que vio cómo en el primer juego perdía su servicio y a partir de ese momento, también se le iba la confianza en su juego para que Auger-Aliassime, con un gran saque potente y lograse el 2-0.
Luego llegaría el 2-1 del español que mantuvo su servicio, pero tocado físicamente ya no pudo responder al saque de Auger Aliassime que con un saque directo, el octavo del partido, puso el 3-1.
Alcaraz no pudo seguir y tuvo que decir adiós a un Abierto en el que ya hizo historia a pesar de la retirada, envuelto en una gran ovación por parte de los aficionados neoyorquinos que llenaban la pista central Arthur Ashe Stadium de Flushing Meadows.