No es un entrenador que grite, que gesticule o que venda motos de cara a la galería. Tampoco va de chistoso en las ruedas de prensa y mantiene un discurso lineal alejado de la fanfarria de otros técnicos con menos curriculum, pero mejor prensa. Quizás esa humildad, esa naturalidad que transmite Jagoba Arrasate, sea una de las claves del éxito de un Mallorca que sin hacer ruido -como su entrenador- ha presentado su candidatura a ser el equipo revelación de la temporada. Finaliza un año de ensueño, con la final de Copa y 30 puntos para sellar la cuarta mejor primera vuelta de toda su historia...
Jagoba ha volteado el calcetín con una propuesta más ambiciosa y ha cumplido con la máxima del buen entrenador: sacar el máximo rendimiento a su plantilla. El de Berriatua ha recuperado para la causa a Darder y Larin a los que Aguirre devaluó. El artanenc es capitán general y el canadiense parece otro. Jagoba, lejos de arrinconarle cuando fue pitado en Son Moix, ha creído en él y éste se lo ha agradecido con goles. Aprovechando el mes horribilis de Muriqi, Cyle ha asumido la responsabilidad y sus goles están impulsando al equipo. Jagoba dijo que sumar 30 puntos sería un sueño. Los sueños, a veces, se cumplen...