Remontando y a la heroica, el Mallorca sigue empeñado en soñar. Poco le importa a esta plantilla que sus resultados a veces se enreden o que en el último mes se le amontonen los accidentes. Lastimado esta vez por una nueva expulsión de Muriqi que le obligaba a vivir una hora con un futbolista menos encima del tapete, el equipo de Jagoba Arrasate liquidaba con un doblete de Cyle Larin a un Girona que se había avanzado muy pronto e igualaba el número de victorias de la temporada pasada a falta todavía de una jornada para abrochar la primera vuelta. El broche perfecto en casa para un 2024 con muchas más luces que apagones (2-1).
Son Moix, que no merecía una despedida insípida, cerraba sus puertas hasta el año que viene con uno de esos partidos que tanto frecuenta últimamente el Mallorca, en los que se agolpan los goles, las oportunidades, las expulsiones y los giros de guion. Seguro que aún había gente de camino a su asiento cuando empezaba el tiroteo. El duelo, que confrontaba a dos conjuntos valientes de la parte media-alta de la clasificación, prometía subidas y bajadas y a los siete minutos ya tenía el tapa del marcador reventada. Van de Beek cazaba dentro del área un balón centrado por Miguel y tocado por Valjent y su volea con la zurda se colaba en las redes de Greif. Además de avanzar al Girona, el tanto del neerlandés agitaba el avispero.
Al Mallorca no se le torcía el gesto. Consciente de que habría tiempo y sitio de sobra para darle la vuelta a la tortilla, el equipo balear mantenía el plan original, marcado, entre otras cosas, por la presencia de Antonio Sánchez, por la suplencia de Robert Navarro o por el regreso de Copete al centro de la defensa para taponar el corte que había provocado la ausencia, por primera vez en lo que va de curso, de Antonio Raíllo.
Antes del primer cuarto de hora el Mallorca ya habría podido reiniciar el partido. Muriqi rajaba a la línea defensiva del Girona saliendo desde una posición correcta, pero se le caía el cielo encima al verle la cara a Gazzaniga. En lugar de disparar con la zurda, el Pirata optaba por asistir a Larin, que llegaba desde atrás por la derecha. El problema es que el envío le quedaba un poco largo y el remate era imposible para el canadiense, que todavía no sabía que estaba a punto de vivir su mejor tarde.
No tardaría mucho Larin en guardar en el cajón esa falta de sintonía con Muriqi que tanto había desesperado al público. Como si quisiera echarse al Mallorca a la espalda, el norteamericano le daba una forma preciosa a un contragolpe que nacía entre dudas y tras apoyarse en su socio balcánico marcaba el gol del empate mientras se sacaba la última piedra que le quedaba en los bolsillos. Un golazo.
Todo era felicidad para el Mallorca con el partido recién reinaugurado. Al equipo y al público le venían a la mente las remontadas ante Betis y Valencia y el Girona, inseguro por toda esa carga que traía en el equipaje, empezaba a perderse en batallas que no le llevaban a ningún sitio. Hasta que poco después de la media hora la mancha de cada jornada salpicaba a los baleares. Muriqi, apartado de la zona de conflicto y muy cerca de donde Jagoba dirigía a la orquesta, estiraba más de la cuenta la pierna y plantaba los tacos a Bryan Gil. Una jugada difícil camuflar frente a los ojos casi siempre abiertos del VAR. Como veinte días atrás, en Las Palmas, el kosovar se iba a la calle. Solo que esta vez quedaban sesenta minutos por delante y enfrente estaba un rival de Champions muy hambriento y necesitado.
La agitación colectiva que provocaba la tarjeta roja haría más llevadero el camino hacia el descanso, más esperado que nunca para un Mallorca que aun así se manejaba de manera más que correcta. Además, antes de llegar al intermedio habría otra jugada que mantendría encendido el fuego de la indignación. Porque Van de Beek también clavaba los tacos en la pierna de un oponente, en este caso Copete. No pasaría nada, aunque también es cierto que el neerlandés tenía la coartada de haber tocado justo antes el balón.
La segunda mitad empezaba con otro inesperado vuelco en la trama. Los dos entrenadores habían preferido a ver cómo progresaba el encuentro cuando al Girona se le escapaba un tiro en el pie. Con todo a su favor, David López retrasaba el balón y Juanpe se lo cedía a Gazzaniga convertido en una bomba. Larin, atento y con el colmillo fuera, aprovechaba el desconcierto para marcar otra vez y para reclamar lo que es suyo: la gloria por un día.
El resto del combate era un quiero y no puedo del Girona y un ejercicio de resistencia ejemplar del Mallorca. Míchel tiraba sobre el campo todo lo que tenía (a los 72 minutos ya había agotado los cambios), pero los de Jagoba, con sus dos jugadores más impactantes en la grada y su delantero estrella en la ducha, se multiplicaban para darle altura y profundidad a la muralla. Al final, otra victoria al saco. Y no precisamente una cualquiera.
Ficha técnica
Real Mallorca: Greif; Maffeo, Valjent, Copete, Mojica; Mascarell, Morlanes (Dani Rodríguez, m.73), Sergi Darder (Robert Navarro, m.73); Antonio Sánchez (Van der Heyden, m.84), Larin (Abdón, m.83) y Muriqi.
Girona: Gazzaniga; Arnau, David López, Blind, Miguel Gutiérrez; Juanpe (Misehouy, m.57), Romeu (Portu, m-72), Van de Beek (Iván Martín, m.63), Asprilla, Bryan (Stuani, m.57) y Danjuma (Abel Ruiz, m.63).
Goles: 0-1, min.7, Van de Beek; 1-1, min.20, Larin; 2-1, min.50, Larin.
Árbitro: Hernández Maeso (Comité extremeño). Amonestó a Morlanes, Mascarell, Copete, Abdón y Jagoba Arrasate por parte del Mallorca y a David López y Romeu por parte del Mallorca. Expulsó con tarjeta roja directa a Muriqi (min.32).
VAR: Figueroa Vázquez (Comité andaluz).
Incidencias: 15.866 espectadores en Son Moix.