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Iñigo Pérez: su momento más duro en Mallorca, la confianza de Jagoba y un último gol a Greif

El entrenador del Rayo Vallecano, que visita este domingo Son Moix, tuvo un breve paso por el club balear como futbolista hace poco más de una década

Iñigo Pérez, hoy entrenador del Rayo Vallecano, en su presentación como futbolista del Mallorca, en agosto de 2013. | Joan Torres

| Palma |

En poco más de diez años, la vida de Iñigo Pérez Soto (Pamplona, 1988) en torno a los campos de fútbol ha cambiado muchísimo. El entrenador del Rayo Vallecano, el segundo más joven de la Primera División, visitará este domingo el estadio de Son Moix para enfrentarse al Real Mallorca, uno de los clubes que marcaron su carrera como jugador antes de dar el salto a los banquillos para iniciar una prometedora carrera como técnico.

Iñigo Pérez conoció al Mallorca por dentro en 2013, cuando el club transitaba por un tramo de oscuridad y tenía muy poco que ver con lo que es ahora. Metido ya en todo tipo de refriegas institucionales y en un agujero sin fondo de malos resultados, el equipo acababa de bajar a Segunda División y necesitaba reinventarse. Uno de los elegidos para hacerlo fue el navarro, que llegó justo tras el shock que supuso la goleada en Sabadell de la primera jornada. Solo unos días después de aquella estrepitosa derrota en la Nova Creu Alta (4-0), el club acudió al mercado en busca de tiritas y contrató de una tacada al propio Iñigo, al portugués Miguel García y a Martí Riverola, que se unían a una plantilla dirigida por José Luis Oltra en la que convivían algunos de los veteranos que había sobrevivido al descenso junto a otros jóvenes futbolistas que llegaban para devolver al equipo a la superficie:Gerard Moreno, Thomas Partey, Álex Moreno…

La etapa de Iñigo fue breve. Sin sitio en el Athletic de Marcelo Bielsa durante el curso anterior, debutó nada más llegar, en un partido contra el Murcia que desembocó en una sonora bronca en las gradas (2-4), y acabó cinco meses más tarde, frente al mismo rival, tras ser sustituido por Marco Asensio en un encuentro en el que el técnico le recriminó un error sobre el campo. El hoy entrenador rayista, que venía para ocupar el hueco abierto tras la marcha de Javi Márquez, no llegó a adaptarse y se fue en pleno mercado de invierno con un cuadro de estrés y problemas de ansiedad. Regresó a Bilbao para ser tratado por profesionales de su confianza y se enroló de nuevo en el Athletic, donde Ernesto Valverde asumió el reto de empezar a recuperarlo personal y futbolísticamente.

Iñigo Pérez avanza con el balón en su primer partido con el Mallorca, contra el Murcia en Son Moix.

Iñigo volvió a ser Iñigo en el Numancia, en Segunda División, donde durante cuatro temporadas resultó determinante. Primero para Juan Antonio Anquela y después para su rival de este domingo, Jagoba Arrasate. El entrenador del Mallorca confió tanto en su fútbol que luego se lo llevó con él a Osasuna. Allí participó en el ascenso de 2019, que le abría otra vez las puertas de Primera División y le ayudaba a abrochar su carrera en la cima.

Desde su marcha, Iñigo Pérez volvió cuatro veces a Son Moix como jugador rival y fue en la última de ellas, en Primera y con Jagoba dirigiéndole (septiembre de 2012), cuando dejó su firma en el tapiz del estadio. Marcó un gran gol de falta para iluminar la victoria a Osasuna y arruinaba el debut de Dominik Greif en un día para olvidar del portero eslovaco (2-3). Fue su último tanto como futbolista. Ahora, con un gran futuro por delante como entrenador y uno de sus maestros examinándole, volverá al estadio en el que tocó fondo antes de despedirse a lo grande.

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