Uno de los momentos más duros de Jagoba Arrasate (Berriatua, Vizcaya 1978) durante sus seis años en Osasuna se produjo cuando su hija, al ver que el equipo estaba en descenso pensaba que se tenían que ir de Pamplona. «Eso me partió el corazón», explicaba en su día el técnico. No se sabe cómo le ha dado la noticia a su hija de que van a tener que dejar la capital navarra y venirse a Mallorca, pero es posible que gracias a las dotes pedagógicas de su padre no se le haga tan duro. Y es que Arrasate compaginó durante unos años su trabajo de profesor de Primaria con su pasión de entrenador. Comenzó su andadura en los banquillos en el Berriatuko FT de su localidad natal en la categoría de Preferente. De allí pasó al Elgoibar de Tercera, con quien estuvo a punto de subir a Segunda B.
El buen hacer del joven técnico llamó la atención de la Real Sociedad, que lo incorporó a su cuerpo técnico y dirigió a los equipos de División de Honor Juvenil y Liga Nacional. Lo curioso es que uno de los responsables de este fichaje fue Bittor Alkiza, que poco después se convirtió en su segundo, por lo que el empleado pasó a ser su jefe. La dupla vasca estuvo en los banquillos de la Real Sociedad, Numancia hasta llegar a Pamplona donde han sido los responsables de una de las mejores etapas del club, con su regreso a Europa y la disputa de una final de Copa del Rey incluidas.
«Jagoba es una persona afable, cercana, paciente y que sabe escuchar. Antes de dar una opinión la medita mucho y de ahí radica uno de sus éxitos por la buena pedagogía que tiene. Resaltaría sobre todo lo bien que tiene estructurado su discurso», explica el delegado de Osasuna, Iñaki Ibáñez.
Obsesivo con su trabajo hasta el punto de tener que desinstalarse la aplicación Mediacoach, que contiene análisis de todos los partidos y equipos, porque su uso ya estaba siendo casi perjudicial. Arrasate sabe cómo quiere que jueguen sus equipos, pero no siempre lo consigue. Con Osasuna estuvo 13 jornadas sin ganar en la temporada 2019/20 y ahí dio muestras de su templanza, amparado además por una junta directiva y una dirección deportiva encabezada por Braulio Vázquez que confiaron en el de Berriatua en los momentos más complicados.
Desde un punto de vista más personal, el periodista de Onda Cero Javier Saralegui subraya el rasgo principal de su carácter. «No he conocido a un entrenador más familiar que él. Aquí se fue a vivir a Mutilva, que es una localidad al lado de Pamplona, inscribió a sus hijos en el colegio público y jugaban a fútbol en el Mutilvera y se hizo con un grupo de amigos de Mutilva. Creo que Mallorca es un lugar que le puede ir bien por su carácter tranquilo, mejor que haberse ido a Sevilla, como se habló en un principio». Y en cuanto a su estilo futbolístico, Saralegui apunta: «Tiene un estilo de juego definido, pero no duda en variarlo algo en función del rival». Y es que como el propio Arrasate ha dicho en más de una ocasión, «más que vivir con tus ideas se trata de sobrevivir».
Todo son elogios hacia Arrasate, que en Pamplona consiguió que los menos habituales de la plantilla aceptaran su situación. «Para él lo más importante es el grupo. Está claro que dentro de un equipo hay jugadores más destacados, pero sin olvidar que el conjunto es lo que hace fuerte a un equipo», explica Ibáñez. Y dentro de ese colectivo, Arrasate logró en Pamplona, ya sea por necesidad dada la delicada situación financiera del club, de dar paso a jugadores de la cantera para el primer equipo. Este año han despuntado Iker Muñoz, Areso y Herrando y en otras temporadas fueron Jon Moncayola o Aimar Oroz los escogidos. Habrá que ver si los ‘cachorros' del Mallorca tienen alguna oportunidad más que con Aguirre.