El entrenador del Sevilla, Quique Sánchez Flores, manifestó este domingo que afronta el partido del lunes ante el Mallorca en el Sánchez Pizjuán, que cierra la trigésima segunda jornada de laLiga EA Sports, «con ánimo de revancha» por el último tropiezo en casa -Celta (1-2)-, «con máxima seriedad y todas las alertas posibles puestas».
Quique, en su comparecencia de prensa tras el entrenamiento que dirigió en la ciudad deportiva del club, recordó que el equipo isleño será un «rival que siempre compite y si gana o pierde, es por la mínima, que se caracteriza por hacer un fútbol de contacto», por lo que encara el duelo «sin confianza ninguna» a pesar de que ahora está el Sevilla «más lejos del descenso".
Su homólogo bermellón, el mexicano Javier Aguirre, dispone de «bastantes buenos jugadores y una capacidad» que le da el «llevar 25 años entrenando», algo que «no es casualidad. Tiene talento, buena lectura de partidos y es un colega» con el que está «orgulloso de compartir profesión».
El técnico madrileño aseguró, en referencia a sus dos últimos triunfos en Getafe (0-1) y Las Palmas (0-2), que «todas las victorias se disfrutan y son buenas», pero «más si son en casa, delante de tu gente y habiendo ellos disfrutado. Victorias como ante Atlético y Real Sociedad es un camino que hay que recuperar».
Para Quique Flores, «es tan importante el partido de mañana» que no ha «pensado en el derbi» de la próxima jornada en el campo del Betis «en ningún momento» pero tendrá una semana para «empaparse de lo que significa este partido», al que «sería mucho mejor llegar con una victoria más y con ventaja suficiente con el descenso».
El preparador sevillista reconoció que el del lunes «es un partido que puede dar la serenidad para disfrutar de la competición», en alusión a esa ventaja con la zona de peligro que se quedaría a falta de seis jornadas para la conclusión de LaLiga.
También consideró que su equipo practica un estilo «nada encorsetado», sino que busca «la seguridad en función de los defensas» de que dispone, y defendió la zaga de cinco futbolistas como un «sistema que le ha asegurado al equipo muchos puntos. No es una temporada para juzgar, sino para arrimar el hombro».
Quique Sánchez Flores, por otra parte, defendió a su director deportivo, Víctor Orta, porque en «clubes donde la conexión y la comunicación es fluida entre directiva, cuerpo técnico y dirección deportiva se hacen equipos más creativos y mejores», e indicó que, al firmar, le «advirtieron que venía a un club donde son intervencionistas», algo que le «parece espectacular».