Paso a paso, el Mallorca va avanzando en las obras de reforma de la plantilla. Tras más de un mes sin agrandes movimientos, ni de entrada ni de salida, el club balear culminaba este viernes los fichajes de Predrag Rajkovic y Vedat Muriqi, dos operaciones estratégicas que van a enriquecer dos de las posiciones de más relieve en la pizarra de Javier Aguirre. Las llegadas del serbio y del kosovar, unidas a la del defensa José Copete, señalan ahora al centro del campo como la única franja del tapete que todavía no ha sufrido modificaciones. Y es ahí dónde se van a volcar los próximos esfuerzos de la dirección deportiva.
El único movimiento relevante que se ha producido hasta ahora en torno a la sala de máquinas es el blindaje de Clément Grenier, que ha asegurado su continuidad para las dos próximas temporadas tras dejar algunas pinceladas en los postres del curso anterior. El francés, que sobre el papel ocuparía el hueco que ha dejado Salva Sevilla, no es el mismo de la temporada pasada y se encuentra un escalón por encima de donde estaba. Ha empezado a trabajar al mismo nivel que sus compañeros y cuenta con experiencia suficiente como para dirigir el tráfico del equipo. En cualquier caso, la plantilla necesita algo más de profundidad. Sin Galarreta hasta final de año, Aguirre puede rodear al francés de jugadores como Baba, Antonio Sánchez o, incluso, Dani Rodríguez pero tampoco tiene mucho más.
En esa dirección, una de las opciones que están sobre la mesa es la de Rodrigo Battaglia. El argentino sabe desde hace meses que no entra en los planes de su club, el Sporting de Portugal (le queda todavía un año) y lo más probable es que acabe resolviendo a corto plazo su situación en el conjunto lisboeta. Sin embargo, ahora mismo las condiciones de su contrato son inasumibles para el Mallorca. El exfutbolista del Alavés cuajó una discreta temporada vestido de rojo, pero Aguirre supo sacarle el jugo a sus prestaciones en las jornadas finales y si rebaja sus pretensiones puede ser una buena alternativa, ahora desde el principio de temporada.
Donde también anda escaso el Mallorca es en las orillas, ya que apenas dispone de extremos más allá de Lago Junior y Jordi Mboula, que regresan tras sus cesiones al Huesca y al Estoril, respectivamente. El que peor que lo tiene es el catalán, que sigue sin convencer y podría volver al fútbol luso. El marfileño, por su parte, ha destacado en el stage de Austria y todo apunta a que apurará el año de contrato que le queda en Son Moix.