La derrota del Mallorca en Alcorcón, que deja al equipo balear hundido en el abismo y apuntando a Segunda División B, tuvo sus efectos colaterales en el descanso y al término del encuentro. En el entretiempo, Javier Olaizola reprobó a los futbolistas la mala actitud mostrada durante el primer tiempo. El enfado del entrenador con sus jugadores fue subiendo de temperatura hasta el punto de que el técnico vasco llegó a romper la pizarra.
La bronca no surtió efecto, ya que nada más iniciar la segunda mitad, Owona aprovechó un error garrafal en el marcaje a la salida de un córner para marcar el gol que a la postre significaría una nueva derrota del grupo balear.
Pero los nervios no se quedaron ahí. Al término del partido se produjo una fuerte discusión entre el consejero delegado Maheta Molango y los jugadores Roberto Santamaría y Jon Ansotegi. Al parecer, tanto el portero navarro como el central vasco habían recibido permiso para no acompañar anoche al resto de la expedición al hotel de concentración. Sin embargo, Maheta les obligó a subir al autocar junto al resto de sus compañeros. Ansotegi y Santamaría no daban crédito a ese cambio de planes y discutieron con el consejero delegado sobre dicha cuestión.
La derrota deja al RCD Mallorca en una situación crítica a falta de diez jornadas para la conclusión de la temporada. Acumula ya siete jornadas consecutivas sin ganar, la peor racha del curso, que le ha empujado hasta la penúltima posición de la tabla. Dependiendo de los resultados de la jornada, la salvación se podría alejar hasta los cuatro o cinco puntos con la visita del Nàstic de Tarragona, equipo que era colista cuando Olaizola aterrizó en el banquillo balear y que ahora tiene cinco puntos más con un partido menos.