Sobre una tabla, Diego Poncelet ha demostrado en 2022 ser el más rápido del planeta. Su título en el Campeonato del Mundo de skateboarding en la modalidad de descenso así lo ratifica. A ese logro, el ‘rider' mallorquín ha añadido la medalla de plata en los World Skate Games de Argentina, un escaparate de altura para el deportista del Devil Skate, que tras su etapa de formación en Inglaterra, cursando Relaciones Internacionales y Diplomacia, regresa a Mallorca para buscar nuevos retos. Y uno de ellos es superar la marca de 120 kilómetros por hora que ha firmado sobre su tabla, dentro de un deporte que «a nivel de redes, televisión o YouTube, funciona y tiene un gran alcalce», explica Poncelet, que recuerda el objetivo y el sueño de que esta especialidad pueda dar el salto al programa olímpico, como lo hizo en Tokio el skateboarding. «Quién sabe si en 2028, porque en Los Ángeles empezó el patín de descenso», anhela el balear, de 23 años y un referente internacional dentro de su deporte.
Pasión
De hecho, fue en la calle y los parques donde empezó a patinar, «pero mi pasión era la velocidad. Me encantan la Fórmula Uno y el automovilismo y quería encontrar una vía para poder disfrutar con la tabla», añade. Pese al peligro que entraña este deporte, Diego confiesa que «sabes que hay un riesgo para aprender, pero entre nosotros nos cuidamos, vamos con coches para avisar, aprendemos a frenar... Aunque lo que más miedo da, por encima de los coches, son los guardarraíles».
Y destaca Mallorca como escenario icónico para los ‘riders', destacando, a su juicio la «dificultad» de Sa Calobra. «Aquí viene mucha gente, Mallorca es un lugar de referencia mundial», añade Diego Poncelet, que compite en la modalidad de Long Board, en la que «te juegas dos años de entrenamiento en dos minutos», un futuro en el que los patrocinadores son claves, que suelen ser más fieles y habituales en cuanto a material que en lo económico.