El Atlètic recobra su figura en un momento clave de la temporada. Después de una primera vuelta de claros y oscuros, el equipo de Pep Sansó está dando solidez al proyecto y sobre todo, está recuperando la fe entre su afición. Queda mucho trabajo por delante, pero también es cierto que el rearme del equipo ha sido efectivo casi desde el minuto uno. Los recién llegados Cristian Portilla, Salva Chamorro, Dani Fragoso y Ander Gago han aumentado el nivel de competitividad en la plantilla y mejoran un grupo que ya de por sí tiene jugadores con carácter como Del Castillo, Dani Guillen, Roque Mesa y Cristian.
Más capacidad
Es un Atlètic nuevo, pero no tanto, retocado, mejorado, con más mordiente arriba y con una mayor capacidad defensiva. Con un Femi imparable por la banda, los recursos no se acaban en el once titular. Sin ir más lejos este pasado domingo ante el Ontinyent David Sánchez y Baños estaban en el banquillo. Casi nada. Pese todo el club sigue trabajando para reforzar todavía más a la plantilla del técnico mallorquín porque esperan batallas todavía durísimas por delante. Si ir más lejos, los próximos partidos el equipo blanquiazul se medirá a Olímpic, Huracán y Alcoyano, tres equipos acomodados en el vagón de cabeza. Puede ser una fase de la Liga que marque definitivamente la tendencia del grupo de aquí al final, aunque Pep Sansó evita poner un gramo más de tensión a la que ya de por sí tiene el equipo. «Es cierto que son partidos importantes y que los afrontamos con confianza, pero queda mucho todavía. Estas últimas semanas el equipo ha aumenado la competitividad y la línea es buena y a nivel colectivo el equipo ha crecido», apuntó el técnico del Atlètic.
El club palmesano sigue rastreando el mercado y todavía a día de hoy no da por cerrada niguna de las negociaciones que mantiene abiertas con los agentes de Raúl Tamudo y David Aganzo. Pero además, el Atlètic pretende también reforzar la banda derecha y armar al equipo para la batalla final. Superados los problemas del pasado, como los que se crearon a raíz del 'caso Perera', el horizonte se presenta de nuevo bajo un prisma de una moderada ilusión.