Es la lista interminable. El vestuario del Mallorca sigue devorando nombres y después del debut de Nunes ante el Barcelona, son ya 44 los futbolistas que han desfilado por el vestuario de la primera plantilla en el último año y medio. La ristra de jugadores utilizados en la Liga, a la que se incorporará en breve el griego Angelos Basinas y probablemente también algún que otro refuerzo de última hora, es un síntoma evidente de los problemas que está padeciendo el equipo para consolidarse en la máxima categoría. De todos ellos, sólo quince superan las veinte participaciones en el torneo doméstico, mientras que el resto han tenido un papel casi testimonial en el proyecto bermellón. En cualquier caso, todos menos Marcos Vales han trabajado a las órdenes de Héctor Cúper y todos han dejado su sello a lo largo de 59 partidos que tardarán en olvidarse.
El frenesí rojillo comenzó durante el ejercicio 2004-05, en el que el club intentó renovarse con bajo la dirección técnica de Benito Floro. El entrenador asturiano conservó la base con la que se había encontrado a su llegada, pero promovió los fichajes de jugadores que aún continúan en Son Moix -como Arango, Farinós o Ballesteros- y los de otros que abandonaron el club por la puerta de atrás como Westerveld, Marcos Vales, Patrick Müller o Mario Àlvarez. En el caso de éste último, su baja se produjo antes del comienzo del curso, por lo que no llegó ni siquiera a debutar como mallorquinista en partido oficial.
Floro no resistió más de ocho partidos al frente del grupo y tras una jornada de transición en la que Tomeu Llompart intentó reflotar a la escuadra, Héctor Cúper cogió las riendas de la plantilla y lideró la segunda revolución del curso al adentrarse en el plazo invernal de fichajes. Con el de Chabas como referente, llegaron a la entidad Yoshito Okubo, Mark Iuliano, Gonzalo de los Santos, Felipe Melo, Bernardo Romeo y Fernando Correa, al que se le dio de alta tras cumplir una sanción por dopaje. Además, debutaron en la máxima categoría los canteranos Xisco Campos y Carlos Carmona, que se marcharon este verano a pesar de su buena proyección.