En la Champions League se habla inglés, las órdenes las da la UEFA y el brazo ejecutor tiene un nombre propio, Team. Para moverse por la Liga de Campeones conocer estos tres puntos y respetarlos al máximo es fundamental.
El Mallorca ya ha tomado buena cuenta de todo ello, ya que desde hace días han llegado de manera intermitente pero continua los diferentes grupos que se encargan de organizar el llamado «operativo Champions».
El diccionario de esta competición es muy amplio. Derechos de televisión, publicidad estática, patrocinadores, pases VIP y reglas, sobre todo muchas reglas a cumplir. En estos partidos el volumen de dinero que se mueve es enorme y nada tiene que fallar para que los patrocinadores, Play Station, Ford, Master Card y Amstel estén contentos. Una vez conseguido esto, lo que preocupa es todo lo que rodea al balón. Ninguna reseña publicitaria que no sea de los patrocinadores oficiales tiene que verse y todo se oculta disimuladamente con las pancartas que llevan el anagrama de la Liga de Campeones. Se estudian las instalaciones, se decide cómo se servirá el catering para antes y después del partido. Se coloca a los invitados según su aportación al «proyecto» y los miembros que se encargan de las relaciones externas de Team montan un dispositivo que nada tiene que envidiar a la más completa agencia de noticias.
Las televisiones que han pagado los derechos para ofrecer los partidos también tienen el privilegio de moverse a su antojo. No se repara en gastos y en cada campo se desplazan un mínimo de cuatro unidades, tipo trailer, para evitar el más mínimo error durante la transmisión de los encuentros. Todo se estudia al milímetro, hasta se ensaya el día previo al encuentro el momento en que un grupo de niños hace ondear la bandera de la Champions en pleno círculo central. Y todo esto ocurre al mismo tiempo, en cada estadio donde se juega la Champions todas y cada una de las jornadas en las que hay partidos en disputa.