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Un recibimiento de bronce

Los mallorquines Marcus Cooper y Joan Antoni Moreno han llegado en Palma enfundados en sus medallas conseguidas en Paris 2024

Llegada de Joan Antoni Moreno y de su compañero Diego Domínguez. | Pascual Ribot

| Palma | |

Como ya es habitual después de la cita olímpica, el aeropuerto de Palma se ha vuelto a vestir de gala para recibir a sus medallistas. Marcus Cooper ha llegado al mediodía a Mallorca tras conseguir un logro más en su exitosa carrera: un bronce en la modalidad K-4 500 masculino de los Juegos Olímpicos de Paris. Ya por la tarde ha sido turno del palista de Pollença Joan Antoni Moreno, que en París logró también una medalla de bronce en su primera participación olímpica.

Cooper ha aterrizado en Palma a las 14.30 horas y le esperaban casi un centenar de miembros del Real Club Náutico de Portopetro. Enfundados en la elástica del club y con banderas de Mallorca y España le han demostrado el cariño y apoyo a su palista más laureado.

En unos juegos más que especiales para él al ser el abanderado de España junto a Tamara Echehoyen, Cooper ha manifestado su orgullo por haber comandado la delegación española en la ceremonia de inauguración. «Ha sido increíble y además poder cerrar los juegos con una medalla de bronce lo hace todavía más especial», ha comentado.

Medallista olímpico en tres ocasiones, estuvo a punto de poder cerrar su tercera participación en una cita de estas características con una medalla más, pero se quedó a centésimas de poder subir al podio en K-2 500 masculino. «No me voy con una sensación agridulce porque estuvimos a punto y nada va a empañar el trabajo realizado durante estos años», ha insistido. A su vez, también ha declarado sentirse «muy emocionado por este recibimiento por parte de mis compañeros del club y por las instituciones». Tras dos semanas de mucha intensidad, el deportista descansará en Mallorca durante este mes de agosto. «Ahora toca recargar pilas en nuestra isla con mis amigos y familiares», ha finalizado.

Joan Antoni Moreno ha llegado acompañado de Diego Domínguez, compañero en la modalidad del C2-500 de aguas tranquilas. Los deportistas han sido recibidos por sus más allegados entre vítores y cánticos que han dado color a la terminal de llegadas del aeropuerto. Con más de 50 personas esperando al pollencí destacaban los compañeros del Real Club Náutico del Port de Pollença donde entrenan los medallistas olímpicos.

Tras fundirse en abrazos, Joan Antoni y Diego han confesado que no esperaban tal recibimiento. «Es una locura, no creíamos que iba a estar toda esta gente y creo que no podemos estar más felices de lo que hemos conseguido», ha comentado Moreno. También han recordado el momento en el que cruzaron la línea de meta y la mezcla de emociones que sintieron en un final tan apretado. «Cuando entramos le dije a Joan que éramos medallistas, pero cuando vimos la pantalla y salíamos cuartos nos entró el bajón, yo estaba seguro de que habíamos hecho podio», ha manifestado Diego.

Sin embargo, a los pocos minutos la foto final les otorgó un bronce que nunca olvidarán en su primera participación olímpica. «Fue increíble, una liberación de tensión brutal. La presión que se siente en unos juegos no se puede comparar con nada, pero hemos vivido unas semanas mágicas», ha insistido Moreno. A su vez, asegura que ahora toca descansar e ir paso a paso mirando a los ojos a Los Ángeles 2028.

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