La historia del Real Mallorca no es la de un club cualquiera, es la de una institución que ha luchado toda su vida por la supervivencia. Durante sus más de cien años de historia, la entidad ha sufrido momentos muy delicados donde la continuidad como club ha estado muy cerca de tocar a su fin. En muchas épocas las dificultades económicas obligaron a empezar prácticamente de cero, pero siempre que ha bajado al escalafón más bajo ha vuelto a recuperarse. En unas ocasiones por la influencia de terceros, pero en muchos casos por la labor directa de directivos y presidentes, el Mallorca ha demostrado por muchos motivos que es un club indestructible.
Pero lo cierto es que a la entidad bermellona le ha pasado de todo desde su fundación en 1916 hasta la actualidad. Los capítulos llamativos son infinitos y algunos de ellos rozan la incredulidad. Muchos han quedado casi olvidados y solo permanecen vivos en la memoria de los mallorquinistas más veteranos, pero no por ello son menos trascendentales que cualquiera que pueda suceder ahora con todos los medios de comunicación apuntando sus focos hacia el estadio de Camí dels Reis. Momentos y hechos que, en una época como la actual con las redes sociales y también internet tan desarrollado, se habrían convertido sin duda en virales.
Ciertamente la historia del Real Mallorca es una novela que por momentos parece de ficción por lo surrealista de algún acontecimiento puntual protagonizado en muchos casos por jugadores, entrenadores, técnicos o directivos que por circunstancias de la vida no midieron bien sus acciones y el club al final lo pagó.
Personalmente me hubiese encantado vivir el Mallorca muchos años atrás, pero cada uno de nosotros dependiendo de nuestra edad tenemos un punto de inicio que puede estar fijado en la década de los cuarenta, cincuenta, sesenta y más adelante. En mi caso no fue hasta finales de los setenta y principios de los ochenta cuando el Mallorca empezó a formar parte de mi vida de una manera u otra. Personas más veteranas con edades comprendidas entre los sesenta y los noventa años tienen vivencias todavía más extensas y seguramente muchos de ellos recordarán un acontecimiento especial que se vivió durante la temporada 1969/1970, pero que tuvo también sus ramificaciones en el año 1977.
El verano de 1969 el club estaba diseñando la plantilla que competiría en Primera División, pero como siempre ha sucedido en este club la calma institucional era imposible de conseguir y en ese momento el club estaba sufriendo un vacío de poder. El presidente Pau Servera dimitió ante la perspectiva de crisis económica que se avecinaba y decidió poner pies en polvorosa. En ese escenario fue Tomeu Oliver, que por aquel entonces ocupaba el cargo de vicepresidente primero el que tomó las riendas del club con el principal objetivo de convocar Asamblea y que de la misma saliera el nombre del futuro presidente.
Se presentaron dos candidatos, Jorge Sánchez, que era uno de los hombres dirigidos por el barón de Vidal, ex presidente del club y Guillem Ginard, que por aquel entonces contaba con el apoyo de la mayoría de directivos y también era el preferido de los medios de comunicación. Hay cosas que no han cambiado y si un directivo es generoso a la hora de entablar relación con los periodistas, normalmente tiene su favor. Al menos de inicio, posteriormente, con el desarrollo de la temporada, la cosa puede ir variando. Va variando de hecho.
Finalmente fue elegido presidente, pero con la temporada ya iniciada, de hecho se llevaban jugadas 17 jornadas y por lo tanto con el equipo ya hecho. Como ha sucedido en más de una ocasión en la época moderna, los directivos entrantes lo que hacían era administrar la planificación de otros. Juan Carlos Forneris y Sergio Rodríguez eran los entrenadores y los fichajes que se habían llevado a cabo eran de un perfil medio alto.
Uno de estos fichajes es precisamente el protagonista de esta historia. Se trata del angoleño Jorge Alberto de Mendonça Paulino que llegó al Mallorca previo paso por el Barcelona y el Atlético de Madrid. Era un jugador por lo tanto de nivel que los años que jugó en los dos grandes del fútbol español dejó una buena imagen. De hecho en el equipo rojiblanco permaneció nueve temporadas y en el Barcelona dos. Era delantero y sus mejores números los registró en la campaña 64 anotando 13 goles.
Venía por lo tanto con un buen cartel a Mallorca, pero como se suele decir antes de una tarde de toros que se prevé espectacular por el lustre del cartel, corrida de expectación, corrida de decepción. Y decepcionó. El futbolista llegó a Mallorca en la recta final de su carrera con 31 años y de hecho fue aquí donde colgó las botas. Por lo tanto su intención no era otra que firmar el último contrato profesional de su carrera.
Cuando el futbolista recaló en la Isla se especuló que era un hombre de unas profundas creencias religiosas y que por lo tanto estaba totalmente en contra de cualquier tipo de acto violento en el fútbol y eso incluía muchas entradas y momentos duros en los encuentros. Era Testigo de Jehová y en una reciente entrevista en el diario AS explicaba los problemas que eso le causó en el Barcelona y también en el Real Mallorca. «Yo me hice Testigo de Jehová en Barcelona. Al poco, en 1968, entró un nuevo presidente, Narcís de Carreras, que era íntimo amigo del obispo de la Seu de Urgell, que tenía mucha influencia en el Barcelona. Prohibieron al entrenador, Artigas, que me alineara si yo no renunciaba a ser Testigo de Jehová. Lo veían intolerable. Nunca cedí al chantaje. Ser Testigo de Jehová es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Entonces, Narcís de Carreras llegó a un acuerdo con su amigo Guillermo Ginard, presidente del Mallorca, y me traspasó gratis», relataba el exfutbolista que en la actualidad tiene 86 años.
En esa misma entrevista también se le pregunta por si en el Mallorca sufrió algún tipo de persecución por sus creencias religiosas a lo que él responde: «Sí, sí. En una ocasión me quisieron disparar y en otra me llevaron detenido. Fue en Algaida. Habíamos ido a predicar. Íbamos entregando el mensaje por las casas y, en una ocasión, me abrió la puerta una señora y enseguida vino el marido con una escopeta y me dijo: «Tienes tres segundos para irte o te pego un tiro». Salí disparado y uno de mis compañeros me decía: «¡Jorge, Jorge! ¿Dónde vas Jorge?». No corrí más rápido ni cuando jugaba al fútbol. Luego fuimos a otra casa y estábamos igualmente entregando el mensaje a una mujer, cuando de repente un Guardia Civil se puso a mi lado. Me llevaron al cuartel. Cuando estábamos en el puesto de guardia y tenían que rellenar mi ficha, el que escribía me preguntó el nombre. «Jorge Mendonça», le dije. «¡Cómo! ¡Cómo dice que se llama! Jorge Mendonça. ¿Es usted el futbolista?», me dijo. El guardia civil dejó de tomar nota y de repente improvisamos una tertulia hablando todos de fútbol...»
También el exfutbolista estuvo metido en un episodio donde era él el perseguidor. «Tuve que perseguir en coche al presidente del club, Guillermo Ginard, para que me pagase; como en las películas».
Y es que esa temporada hubo como es lógico problemas de dinero y Mendonça terminó marchándose con una pobre actuación en la que solo participó en nueve partidos y anotó dos goles. Del jugador del Atlético de Madrid y del Barcelona no se vio ni la sombra.
Pero lo más curioso viene a continuación. Se marchó sin cobrar todo lo que se le adeudaba y ahí es donde empieza la parte donde se entremezcla un tanto la realidad con la ficción porque la historia resulta increíble. Mendoça se marchó a final de la temporada, es decir, bordeando el verano de 1970. Tras un paso por Francia regresó a Madrid donde creó una fábrica de jabón y se instaló con su familia. ¿Qué sucedió años después? Antes de llegar a esto es importante el contexto.
Fréderick William Franz era en su día el vicepresidente de la Sociedad bíblica Watch Tower, que regía los destinos de los testigos de Jehová. Empezó a desempeñar ese cargo en 1966 y pese a que no ocupaba el cargo de presidente, su posición era predominante y sus credos seguidos al pie de la letra por los miembros de la agrupación. Publicó un libro denominado ‘Vida eterna en libertad de los hijos de Dios’ que venía a decir, sin entrar en detalles de milenios ni otras reglas de tres, que allá por el año 1975 llegaría a la tierra el denominado Armageddon y que el mundo sería destruido. La regla de tres aplicada a esta creencia era que ese año se cumplían seis mil de la creación del hombre.
Concretamente el fin del mundo tal y como lo conocemos estaba fijado para el 5 de septiembre de 1975 y así lo promulgó años atrás en el Arena Stadium de Los Angeles en una reunión multitudinaria de los Testigos de Jehová´.
Muchos de los miembros se tomaron al pie de la letra esas creencias y lo que hicieron fue abandonar sus trabajos y también sus estudios y dedicarse prácticamente por completo a la predicación. Hay cientos de referencias, miles incluso, de Testigos que vendieron todo lo que tenían para purificar por completo su alma y eso más o menos es lo que le pasó a Mendoça.
Según las informaciones de esos años, el exfutbolista del Mallorca fue uno de los que vendió sus propiedades, incluida la fábrica de jabón que había levantado y esperó a que el mundo finalizara su singladura en el universo. El problema es que eso no sucedió y el mundo siguió su curso lineal de la historia y los que vendieron todo lo que tenían y vivieron de rentas el tiempo que pudieron tuvieron que buscarse la vida porque la vida continuaba. Sin embargo, la familia del jugador lo niega categóricamente y así se expone en un comunicado que publicamos en la parte inferior.
Fue entonces cuando a Mendoça se le ocurrió desempolvar una deuda que mantenía el Mallorca de la época de Ginard y que por aquel entonces eran medio millón de las pesetas del año 77. Ni corto ni perezoso y ante la no presencia de la bomba que haría explosionar el planeta en mil pedazos, decidió acudir a magistratura y elevar una demanda contra el Real Mallorca. Este aspecto es totalmente contrario a la opinión de la familia. Sin embargo desde la familia se expone que "queremos precisar que el Sr. Jorge Alberto de Mendonça Paulino, exjugador del Real Mallorca, no vendió sus bienes ni cerró su empresa por motivos religiosos ni por ninguna creencia en el fin del mundo. La causa real de su ruina económica fue el impago continuado de su salario por parte del Real Mallorca, la negativa del club a emitir el transfer que le habría permitido fichar por otros equipos, y la consiguiente imposibilidad de ejercer su profesión".
Eso supuso un problema terrible para el club ya que el juez decretó la subasta de los derechos de futuros traspasos de jugadores. El golpe fue terrible para una entidad vendedora como el Mallorca y que veía neutralizado una de sus principales fuentes de ingreso.
Finalmente el presidente de la Federación Española, Pablo Porta, denostado por José María García, medió para que eso no sucediera y consiguió detener la subasta. Era además el año del encierro por lo que no había un duro para los futbolistas que estaban en plantel, imaginen para saldar viejas deudas. Eran momentos durísimos para una entidad que solo debía dinero y que las iba acumulando por todos los rincones del estadio Lluís Sitjar. Posiblemente estaba atravesando una etapa en la que muchos pensaban que no había vuelta atrás.
Sin duda el jugador angoleño puso en jaque la supervivencia del Mallorca tal y como lo conocemos y todo porque la no llegada del fin del mundo cambió sus planes de golpe y tuvo que empezar de nuevo a recolectar de aquí y de allí. No ha sido el único caso que el Mallorca ha debido afrontar por las creencias religiosas de sus futbolistas. Hubo otro que se retiró para seguir también a Dios. Pero esta es otra historia.
LA VERSIÓN DE LA FAMILIA
Sin embargo, la versión de la familia difiera totalmente de los datos históricos. Jorge Alberto de Mendonça Alves, en calidad de hijo de D. Jorge Alberto de Mendonça Paulino, expone lo siguiente: «Que, con base en lo dispuesto en el artículo 1 de la Ley Orgánica 2/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de rectificación, vengo por medio del presente escrito a ejercitar dicho derecho respecto al contenido del artículo mencionado, publicado por su medio, por considerar que contiene afirmaciones inexactas, descontextualizadas, lesivas para el honor y la imagen personal y familiar de mi padre, y que inducen al lector a una visión distorsionada de hechos históricos relevantes, con connotaciones irónicas o denigrantes que no se ajustan a la verdad ni al interés general».
"Dicho artículo presenta de forma burlesca y parcial los acontecimientos que rodearon la carrera profesional de mi padre como futbolista del Real Mallorca, desvirtuando la auténtica causa de sus problemas económicos y profesionales, al vincularlos injustamente con sus creencias religiosas como Testigo de Jehová, en lugar de atribuirlos al verdadero origen: la grave negligencia e incumplimiento contractual por parte del club Real Mallorca, que derivó en una serie de acciones judiciales ganadas por mi padre en magistratura de trabajo, incluyendo la histórica sentencia que reconoció a los futbolistas como trabajadores por cuenta ajena, que a su vez sirvió de base legal para la creación del primer Estatuto del Deportista Profesional y el reconocimiento del sindicato AFE: La realidad es completamente distinta y está documentada en una sentencia firme del año 1971 (autos n.º 938/71 del Juzgado de Trabajo n.º 1 de Baleares), en la que el Real Club Deportivo Mallorca fue condenado por impago de salarios al futbolista Jorge AlbertoMendoza. Dicha sentencia ordenó la ejecución de la deuda y la subasta de bienes del club para satisfacer los derechos salariales del jugador".
El escrito remitido a esta diario también indica: "Por tanto, niego rotundamente que mi padre vendiera sus bienes por motivos religiosos o por una creencia en la inminencia del fin del mundo. La fábrica de jabón que tuvo en Madrid y otras propiedades fueron liquidadas como consecuencia de la ruina económica provocada por el impago del club, que además lo mantuvo injustamente bloqueado sin transfer para impedir su fichaje por otros equipos, causando la paralización de su carrera profesional y afectando profundamente al bienestar de toda nuestra familia. Esta situación esta documentada por el diario La Vanguardia de 24 de Octubre de 1975".
Así mismo, el enfoque irónico y sensacionalista del artículo, y en particular su título, supone una afrenta al derecho al honor, la imagen personal y familiar y la verdad de los hechos, al trivializar la injusticia sufrida por mi padre e insinuar de forma despectiva que su demanda contra el club fue fruto de una «desilusión religiosa», cuando en realidad fue consecuencia de un reiterado incumplimiento contractual y de una vulneración de sus derechos laborales".
«Que, al amparo del artículo 1 y siguientes de la Ley Orgánica 2/1984, y dentro del plazo legal de tres días desde la recepción del presente escrito, se proceda a la publicación íntegra y sin comentarios del siguiente texto de rectificación, en el mismo espacio y con la misma relevancia tipográfica que el artículo al que se refiere, tanto en su edición impresa como digital: En relación con el artículo publicado por Última Hora bajo el título »El jugador del Real Mallorca que pensaba que llegaría el fin del mundo…y se equivocó", queremos precisar que el Sr. Jorge Alberto de Mendonça Paulino, exjugador del Real Mallorca, no vendió sus bienes ni cerró su empresa por motivos religiosos ni por ninguna creencia en el fin del mundo. La causa real de su ruina económica fue el impago continuado de su salario por parte del Real Mallorca, la negativa del club a emitir el transfer que le habría permitido fichar por otros equipos, y la consiguiente imposibilidad de ejercer su profesión.
Las acciones judiciales que emprendió no fueron un intento extemporáneo de recuperación de bienes sino demandas laborales legítimas que concluyeron con sentencias favorables, fundamentales para el reconocimiento de los futbolistas como trabajadores por cuenta ajena en España y para la creación del primer sindicato de futbolistas. Cualquier insinuación que vincule su fe religiosa con una supuesta pérdida de juicio o responsabilidad sobre sus decisiones económicas es infundada y contraria a la verdad. Lamentamos que se haya difundido una versión sesgada y despectiva que afecta al honor y a la imagen del Sr. Mendonça y su familia. En caso de no atender esta solicitud en plazo legal, me reservo expresamente el ejercicio de acciones legales por vulneración del derecho al honor, la imagen y la intimidad personal y familiar (artículos 18 de la Constitución Española y Ley Orgánica 1/1982), así como por responsabilidad civil por daño moral, de conformidad con lo previsto en el Código Civil".