Otro fin de semana ha vuelto vivir episodios negativos en los campos de fútbol, donde la violencia verbal ha vuelto a hacer acto de presencia provocando la suspensión de al menos tres encuentros de cadetes en Primera Regional. El Felanitx-Collerense del Grupo A, Es Pla C-Porto Cristo del Grupo B y el Son Verí-Sant Jordi del Grupo F son los encuentros que los colegiados optaron por detener antes de cumplirse el tiempo reglamentario al sufrir insultos.
Por orden cronológico el primer partido aplazado fue el que enfrentaba en Es Torrentó-Mariona Caldentey al Felantix-Collerense. Tras el 2-0 de los locales y producirse una expulsión de un jugador 'felanitxer' por doble amonestación, el partido quedó interrumpido después de que el árbitro sufriera insultos, tal como adelantó la cuenta @actualidadfutbolbase, que refiere otros dos episodios muy similares en la misma categoría de cadetes aunque en diferentes grupos.
El segundo encuentro suspendido en la jornada dominicial fue el Son Verí-Sant Jordi B que se disputaba en Llucmajor con marcador de 1-4 en el momento de la cancelación. Tras el cuarto tanto de los visitantes en el minuto 66, el árbitro expulsó al técnico local y a dos de sus jugadores para acto seguido detener el choque por los insultos que estaba recibiendo.
El tercer partido de la jornada que se suspendió por la violencia verbal hacia el árbitro de la contienda fue el Es Pla C-Porto Cristo B del Grupo B con 3-1 en el marcador en el minuto 75. Después de que el árbitro expulsara a un jugador de cada equipo en la primera mitad, le sacó la roja directo a un visitante tras el tercer tanto de los anfitriones y optó por decretar el final antes de lo previsto al recibir insultos.
Los incidentes no han sido exclusivos de Mallorca este fin de semana, ya que el domingo también se vivió otro caso en el Municipal de Sant Rafel. Los hechos ocurrieron durante el partido entre el Ses Païsses y el Sant Carles de categoría cadete. El encuentro terminó con victoria visitante por un resultado de 1-3 y con el árbitro, un menor de edad de 15 años, llamando a la policía por temor a ser agredido.