La violencia regresa al fútbol base balear. El colegiado mallorquín Vicente Almarche González tuvo que ser atendido en el hospital tras recibir un cabezazo de José Domingo Senges Valladores, entrenador del Consell, durante la semifinal del Campeonato de Mallorca prebenjamín celebrada este pasado fin de semana en S'Alqueria Blanca.
El incidente se produjo a falta de dos minutos para la finalización del encuentro entre el Madre Alberta y el Consell, que finalizó 4-2 para los palmesanos, cuando una acción de Almarche, de tan solo 24 años de edad, encendió los ánimos del entrenador del Consell. «En un lance un jugador del Consell se cayó al suelo y en la contra marcó el equipo rival. Yo había visto que el niño se había levantado y por eso no detuve el juego. Entonces, el técnico del Consell me lo recriminó de forma vehemente. Comenzó a chillarme y le expulsé. Se encaró conmigo y yo reculé. De repente me propinó un cabezazo en la frente», señala a este periódico el árbitro.
Después de ese incidente, los niños comenzaron a llorar. El colegiado optó por no detener el partido ya que apenas quedaban dos minutos. «No suspendí el encuentro por los niños y por la respuesta del público. Ellos nos animaron a seguir con sus aplausos». Se da la circunstancia que el entrenador del Consell es padre de uno de los jugadores del equipo. A pesar de que han transcurrido más de 48 horas, nadie del club ha llamado al colegiado para disculparse. «Los propios ayudantes del entrenador sí que me dijeron que no eran partidario de la forma de actuar de su técnico y que tendría todo su apoyo. Del Consell no me ha llamado nadie para interesarse por mi estado ni para disculparse. Ni el entrenador ni el presidente».
Una vez finalizado el partido, el colegiado se dirigió al hospital y posteriormente a la comisaria para interponer una denuncia contra el presunto agresor. El parte se refiere a «una contusión frontal fruto de una agresión en un partido de fútbol».
Colegiado desde los 16 años y exjugador de La Salle y Patronato, Vicente Almarche seguirá arbitrando a pesar del incidente porque es «mi vida y lo que me hace feliz». El árbitro reconoce que la magnitud de los insultos ha descendido desde la normativa creada a raíz del 'caso Alaró' pero que la violencia «por desgracia no se ha erradicado del todo».
Vicente Almarche considera que la reacción del entrenador del Consell no tiene justificación posible. «Estamos hablando de un partido de niños de 6 años, en el cual estaba jugando su propio hijo. Lo único que quieren es disfrutar y ser felices. Eso no es un buen ejemplo para nadie».