Jamás olvidará su estreno en la mejor Liga del mundo. Apenas fueron tres minutos, pero Francesc Regis Crespí (Palma, 30 de septiembre de 1996) irrumpió en Primera División en un escenario de Champions (Wanda Metropolitano) y en un día para el recuerdo (el adiós de Fernando Torres). Con el dorsal 41 del Eibar y Xec en la camiseta -por un error del utillero- el delantero mallorquín acreditó su nombre en un libro reservado para los elegidos. La ascensión de Xesc ha sido meteórica.
En apenas tres campañas ha pasado de jugar en el Llosetense y no servir para el Mallorca B -le descartó a escasos días para iniciar la Liga- a debutar en la máxima categoría del fútbol español con 21 años. Recién llegado a su Son Sardina natal, el futbolista atiende a este periódico desde la Plaza de la Iglesia para analizar su eclosión.
Con una tranquilidad sorprendente para un chaval de su edad, Xesc Regis recuerda los instantes previos a su estreno. «Llevaba unos quince minutos calentando y cuando Mendilibar me dijo que iba a salir, me sentí más eufórico que nervioso. Era mi tercera convocatoria con el Eibar después de ir al Villamarín y en casa ante el Getafe, aunque en ninguno de ellos pude debutar. Fue uno de los mejores días de mi vida. Debutar en el Wanda y en la despedida de Torres, fue un sueño», apunta el delantero mallorquín que no pudo intercambiar su camiseta con ningún rival porque ese día «las tenían todas comprometidas», señala Xesc.
Para el jugador, que se formó en el CIDE desde la escoleta antes de militar en el Atlètic Baleares -los dos años de cadete-, San Francisco -juveniles- y Mallorca, compartir experiencia en un equipo de Primera División ya es gratificante: «Es toda una experiencia incluso entrenar con ellos. Es un privilegio para mí. He aprendido mucho y he subido mi ritmo».
Regis también comentó su salida del club balear. «La verdad es que muy querido por el Mallorca no me he sentido. Más bien nada. Llegué en el tercer año de juvenil y no confiaron en mí ni para jugar en el Mallorca B. Me fui cedido al Llosetense de Nico López, al que estoy muy agradecido porque pude tocar por primera vez la Segunda B. Al año siguiente me dijeron que no contaban conmigo apenas unos días antes de empezar la Liga. Me cedió al Leioa en mi último año de contrato y allí me salió una buena temporada. Me fue muy bien a nivel personal e individual (9 goles en 29 partidos) y le tengo mucho cariño a la gente de allíporque me ayudaron mucho».
Decepcionado
El Mallorca intentó repescarle pero «ya llegó tarde» y entonces Regis decidió quedarse en el Leioa y esperar ofertas. «Estuve dos años intentando jugar en el filial y no me dieron la oportunidad. Al final de esa campaña llegaron ofertas de Córdoba y Zaragoza, pero acepté la oferta del Eibar». Sus buenas actuaciones con el filial eibarrés, el Vitoria (8 goles en 33 partidos), le han abierto las puertas de la Primera División. «Tengo otro año más de contrato y mi intención es mantenerme, mejorar mis números en el filial y tener continuidad con el primer equipo», apunta el jugador.
Regis también se muestra agradecido a Sergi Enrich e Iván Ramis, que le han ayudado mucho a la hora de integrarse en el vestuario: «Solo tengo palabras de agradecimiento para ellos porque me han hecho todo más fácil». Así es Xesc Regis, un chaval nacido en Son Sardina que ha sabido esperar su oportunidad y que ya ha desfilado por la pasarela de la Primera División.