Este miércoles se cumplen diez años del día en el que Cort decretó el cierre del Estadi Balear por el riesgo de inestabilidad y colapso parcial de la estructura y desde entonces una parte de su historia permanece olvidada a las afueras de Llubí. Los trofeos del Atlético Baleares anteriores a aquel 14 de junio de 2013 permanecen amontonados y deteriorándose sin que nadie se haga cargo de ellos.
Los integrantes del club en aquella época apenas tuvieron tiempo de recoger lo esencial cuando la Patrulla Verde notificó el cierre. El primer equipo vivió su destierro en el polideportivo de Magaluf antes de recalar en Son Malferit mientras el fútbol base intentaba reorganizarse en diferentes campos. Sin embargo, todo lo que había en las estanterías y las vitrinas fue a parar a cajas y carritos de la compra para acabar cayendo en el olvido.
Títulos de liga, multitud de trofeos tanto de competiciones oficiales como de torneos amistosos de las categorías inferiores y copas conquistadas por el club con más de 70 años de historia acumulan polvo al mismo tiempo que sufren el desgaste del paso de los años sin recibir el mantenimiento adecuado. Durante un tiempo las copas sí tuvieron ciertos cuidados de forma esporádica, pero hace años que nadie les presta atención.
Y no sólo las copas y las placas conmemorativas de muchos partidos y homenajes se corroen y son devoradas por el óxido estos días, sino que también en el mismo lugar en las afueras de Llubí propiedad de Joan Perelló se acumulan fotografías antiguas y también múltiples documentos. La suciedad y la humedad también están haciendo mella en las piezas de cartón y papel que tal vez, como los trofeos, no contemplen ni grandes gestas ni éxitos espectaculares pero sí forman parte de una historia olvidada del Atlético Baleares.