Manix Mandiola es un hombre de palabra. Prometió dos cosas al llegar a la Isla. La primera, que iba a salvar al equipo del descenso y la segunda fue que iba a empadronarse en Palma.
Evidentemente el convertirse en 'llonguet' de manera oficial era una consecuencia de lo primero.
Tres meses después de atar la permanencia del ATB, el de Eibar ya es ciudadano de la capital balear a todos los efectos. El club blanquiazul ha compartido en las redes sociales al técnico con su certificado como nuevo palmesano.