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La mejor forma de limpiar tus radiadores sin que no huela a polvo

Comienza el frío y con él las opciones de calentarnos en casa son varias, desde chimeneas, pasado por estufas o aparatos de calefacción

Limpiar regularmente los radiadores nos ayuda a que después sea más fácil limpiarlos | Kübra Arslaner

| Palma |

Con la llegada del invierno y el inicio de la temporada de calefacción, es importante asegurarse de que nuestros radiadores no solo funcionen eficientemente, sino que también estén limpios y libres de polvo. La acumulación de dichas partículas en estos aparatos puede causar ese desagradable olor a quemado cuando se encienden por primera vez en la temporada. Por tanto, una limpieza adecuada es esencial para un ambiente cálido y acogedor en el hogar.

Primero, es importante entender por qué la limpieza de los radiadores es una tarea esencial. Cuando se llenan de polvo y pelusa, estos residuos pueden quemarse al encender la calefacción, lo que produce un olor desagradable, como hemos indicado antes más concretamente a quemado. Además, la acumulación de polvo puede impedir que el calor se distribuya eficientemente, aumentando así el consumo energético.

Como limpiarlos:

Apagar la calefacción: Antes de empezar, asegúrate de que los radiadores estén apagados y fríos al tacto para evitar quemaduras. A continuación coloca un paño o una toalla debajo del radiador para recoger el polvo y la suciedad que puedan caer durante la limpieza. Primero eliminaremos el polvo superficial, para esto lo ideal es utilizar un plumero o un paño seco para quitarlo. Es importante realizar esta acción regularmente para evitar dicha acumulación.

Para una limpieza más profunda, puedes usar un aspirador con un accesorio de cepillo suave para llegar a todos los rincones y recovecos del radiador. Esto es especialmente importante en los radiadores de tipo convector, que tienen aletas internas donde se acumula la suciedad. Si es necesario, después del aspirado, puedes pasar un paño húmedo para eliminar cualquier resto de polvo. Asegúrate de que el paño esté bien escurrido para evitar el exceso de agua. Después de la limpieza húmeda, pasa un paño seco para asegurarte de que el radiador esté completamente seco. Para las áreas difíciles de alcanzar, como detrás o entre los espacios interiores del radiador, puedes utilizar un cepillo especial para estos aparatos. Estas herramientas están diseñadas para llegar a espacios estrechos y asegurar una limpieza completa.

Consejos adicionales

Limpia tus radiadores regularmente, especialmente antes y después de la temporada de calefacción.
Evita el uso de productos de limpieza agresivos o abrasivos, ya que pueden dañar la superficie del radiador. Revísalos para detectar cualquier señal de óxido o daño, lo cual puede requerir atención profesional. Una limpieza adecuada de estos aparatos no solo evitará ese desagradable olor a polvo quemado al comienzo del invierno, sino que también mejorará la eficiencia de tu sistema de calefacción, ayudándote a ahorrar en las facturas de energía. Con estos sencillos pasos, puedes asegurarte de que tus radiadores estén preparados para brindar calor y confort en los fríos días de invierno.

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