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El índice ambiental de Balears está en ámbar

La calidad del agua del baño es uno de los 23 indicadores de calidad ambiental que se tienen en cuenta. | G.A.

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Menorca es la isla con una situación ambiental más favorable, mientras que Eivissa es la que tiene unos parámetros peores. En todo caso, Balears y todas las islas han empeorado en 2021 con respecto a 2020 pero están mejor que en 2019. El Índice Sintético Medioambiental elaborado por el Consell Econòmic i Social (CES Balears) sitúa a todas las islas en semáforo ámbar, por lo que hay margen de mejora hasta el verde. Asimismo, desde el CES explican que es probable que las políticas ambientales, de residuos y de apuesta por las energías renovables que se han llevado a cabo en los últimos años tengan un impacto positivo en el resultado de 2022.

Este índice sintético medioambiental está compuesto por 23 indicadores, agrupados en seis dimensiones o índices parciales: resiliencia climática, calidad del aire, transición energética, consumo y calidad del agua, gestión del territorio y biodiversidad, y gestión y circularidad de residuos. Cada parámetro está normalizado a un valor de 0 a 100. Sin embargo, desde el CES explican que la puntuación en sí misma no tiene un significado como pudiera ser una nota, sino que lo importante es ver la evolución de cada indicador. El resultado se interpreta como un semáforo de tres colores -rojo, ámbar o verde-, donde cero es el peor resultado posible y cien, la posición ideal. Hasta los 33 puntos es rojo, de 33 a 66 es ámbar y si es superior, el semáforo es verde. La metodología está elaborada por el Estudi Ramon Folch, que ganó la licitación.

BALEARS. El estado del medio ambiente en Balears mejoró de forma significativa con el confinamiento y la paralización económica que conllevó la pandemia, y empeoró de nuevo con la recuperación económica, aunque no retrocedió tanto como avanzó el PIB. El punto de partida del índice sintético medioambiental de Balears son 44,6 puntos en 2019. En 2020 el valor mejoró de forma significativa hasta los 60,2 puntos, 15,6 puntos más, debido a la paralización de la economía por el confinamiento y las restricciones por COVID-19. Mientras que en 2021 se situó en 52,7 puntos. Por tanto, la situación medioambiental empeora 7,5 puntos frente a 2020, pero mejora 8,1 respecto a 2019.

Índice sintético medioambiental de Balears y por islas, en 2019 y 202

De los seis índices parciales que componen el estudio, hay uno en verde y cinco en ámbar. La calidad del aire es lo mejor que tiene Balears. Obtiene 70 puntos. Ha mejorado respecto a 2019 (67,8), pero empeora respecto a 2020 (72,4). En resiliencia climática (64,1) se está cerca del verde y es una dimensión que lleva dos años consecutivos mejorando. En consumo y calidad del agua en 2021 el índice se situaba en 51,8; había sido de 48,5 en 2019 y de 60,4 en 2020. Transición energética ha pasado de 74,2 puntos en 2020 a 48,2 en 2021. En 2019 se situaba en 35,5. La gestión y circularidad de residuos obtiene 43,9 puntos. En 2019 fueron 30,8 y en 2021, 50,3. Y gestión del territorio y biodiversidad ha mejorado respecto a 2020 y 2019. Pasó de 41,6 puntos en 2019 a 40,4 en 2020 y aumentó en 2021 con 41,9 puntos. Ahora cabe esperar a los resultados medioambientales de 2022, con niveles de actividad económica anteriores a la COVID-19.

Josep Valero, secretario general del CES, explica que no hay una relación directa entre aumento del PIB y empeoramiento de la situación ambiental. La relación es indirecta y habrá que estudiarla parámetro por parámetro a lo largo de los años para poder sacar conclusiones. «No hay una correlación automática entre aumento del PIB y reducción de la calidad ambiental. Entre 2019 y 2020 parecía que esta relación era directa, pero en 2021 el PIB aumentó un 10,9% y el índice ha empeorado solo en 7,5 puntos, por tanto la correlación no es tan directa. Habrá que esperar a tener una serie histórica de datos de cinco o seis años para poder sacar conclusiones al respecto. Con el índice queremos ver si hay capacidad de mejora con los recursos que tenemos. Es decir, si las mejoras en gestión, como invertir en medidas de eficiencia energética, circularidad, gestión de residuos o aumento de producción de energías renovables, tienen un impacto positivo en el medio ambiente, cosa que no entra a discutir si el modelo económico que tenemos es el que nos interesa», indica Valero.

POR INDICADORES. Balears está muy por detrás de lo ideal en algunos indicadores. De los 23 que hay, tiene seis en rojo, ocho en ámbar y nueve en verde. «Cada indicador debe leerse no por el resultado en sí mismo, sino por cómo evoluciona. De hecho, si se mira cómo está construido el índice alguien podría pensar que faltan variables importantes a tener en cuenta, pero el criterio a la hora de elaborarlo fue conseguir datos territorializados por islas y que se actualicen cada año, que son factores limitantes. Sabemos que faltan cosas pero de este modo podemos ver la evolución año tras año», señala Anna Grau, directora de estudios del CES. La ponderación de cada indicador es diferente y la puntuación máxima se ha escogido de forma consensuada entre los miembros del CES y los organismos colaboradores que han participado en la elaboración del índice. En cualquier caso, es posible obtener 100 puntos en todos los indicadores.

Entre 2019 y 2021 se observan mejoras significativas de la evolución de emisiones de gases de efecto invernadero y en inmisiones de dióxido de nitrógeno (concentración en el aire ambiente de NO2), el consumo de energía final en relación con el Índicador de Presión Humana (IPH), el portentaje de incumplimiento de la calidad del agua de entrada en las depuradoras y la generación de residuos municipales en relación con el IPH.

En cambio, Balears ha empeorado en estos dos años en valor medio del índice de sequía hidrólógica en verano (julio, agosto y septiembre), porcentaje de zonas de baño con calificación excelente y buena y porcentaje de recogida selectiva respecto al total de residuos generados. Los parámetros que tienen una puntuación más alta en 2021 son la superación de valores de inmisiones de dióxido de azufre, el porcentaje de incumplimiento de agua residual urbana depurada, el porcentaje de superficie forestal quemada respecto al total, el porcentaje de incumplimiento de la calidad de agua de entrada a las depuradoras, la superación de valores de inmisión (concentración de contaminantes a nivel del suelo) de ozono (O3), el consumo de energía primaria en relación con el PIB, la evolución de la temperatura media anual, la superación de los valores de inmisión de dióxido de nitrógeno (N02) y el valor medio de sequía hidrológica durante julio, agosto y septiembre.

La sequía hidrológica es un indicador de resiliencia climática.

Por contra, los que están en color rojo son la proporción de energía renovable en el consumo de energía primaria, el porcentaje de recogida selectiva respecto al total de residuos generados, evolución anual de las reservas hídricas, porcentaje de superficie marina protegida a través de reservas marinas de interés pesquero, consumo de agua de provisión urbana en litros por persona y día en relación con el Indicador de Presión Humana, y porcentaje de superficie gestionada con un acuerdo de custodia del territorio.

La dimensión de transición energética es la única que no está desglosada por islas, ya que no es posible territorializar la energía que llega desde la Península a través del cable. Se da la paradoja que el indicador de proporción de energía renovable ha empeorado de 2020 a 2021 cuando en realidad ha aumentado la producción de renovables en Mwh. Sin embargo, de 2020 a 2021 el consumo se normaliza a niveles tan altos que la proporción de consumo de energía renovable es menor. Además, se trata de un indicador que otorga un valor 100 a un 40% de energía renovable sobre el total de consumo, por lo que el resultado es muy bajo, se sitúa en 8,5. En cambio, el indicador de consumo de energía final por persona medido en toneladas equivalentes de petróleo (tep) ha mejorado de forma espectacular, pasando de 6,5 en 2019 a 65 en 2021. El motivo es que se da un valor 100 si el consumo energético es un 36% inferior al de 2010.

En el caso de consumo y calidad del agua, el indicador de consumo de agua urbano ha pasado de 18,1 en 2019 a 26,2 en 2020 y a 25 en 2021. Otorga una puntuación de cero para un consumo de agua por persona y día de 191 litros, que es el peor dato registrado en los últimos años, y 100 puntos para un consumo de 100 litros. Menorca es la isla que presenta un mejor resultado global del índice ambiental. «El hecho de ser Reserva de la Biosfera puede haber tenido un impacto en el hecho de que la situación de Menorca sea mejor, mientras que la gestión de residuos y la salinización de las aguas sitúan a Eivissa en la peor posición, aunque en temas de calidad marina está relativamente bien situada», comenta Valero.

MALLORCA. Mallorca presenta las seis dimensiones en color ámbar. Respecto a 2019, ha mejorado en todas las dimensiones y con respecto a 2020 empeora en todas excepto en la de gestión del territorio y biodiversidad, donde ha continuado mejorando. Los indicadores de esta dimensión son muy sensibles al porcentaje de territorio terrestre y marino protegido así como a la superficie que se gestiona con un acuerdo de custodia del territorio. Como las otras islas apenas tienen territorio con estas características, Mallorca obtiene mejores puntuaciones en estos indicadores. En concreto, se da 100 puntos si se tiene un 40% de superficie protegida, pero Eivisa solo tiene un 3,1% y Menorca un 4,8%, mientras que Mallorca supera el 19%. Asimismo, se considera la puntuación máxima para un 7,5% de territorio en custodia, y Mallorca es la isla mejor posicionada con 33,5 puntos. Mallorca ha mejorado de forma significativa en el índice de generación de residuos municipales por persona y día y en el de calidad de las zonas de baño. En cambio, la falta de lluvias en 2021 provocó que empeoraran tanto el valor medio del índice de sequía hidrológica en verano, que pasó de 81,8 puntos en 2019 a 68,5 en 2021, como las reservas hídricas, de 28,1 a 22,2.

MENORCA. Menorca es la isla de Balears con un medio ambiente en mejores condiciones. Tiene dos de seis dimensiones en verde, y las cuatro restantes en ámbar. En concreto, es la isla con mejor calidad del aire. De los 23 indicadores, Menorca es la segunda que más tiene en verde, nueve, y la que menos tiene en rojo, seis. Los peores indicadores refieren a la superficie terrestre y marina protegida, la proporción de energía renovable, las reservas hídricas y recogida selectiva de residuos. En cambio, obtiene 100 puntos en superación de inmisiones de dióxido de azufre, incumplimiento de agua residual urbana depurada, superficie forestal quemada y generación de residuos municipales en relación con el Índice de Presión Humana (IPH).

EIVISSA. Eivissa es la isla balear con una peor situación del índice sintético medioambiental. Obtiene cuatro dimensiones en ámbar y dos en rojo. No tiene la puntuación más alta de las Islas en ninguno y es la que tiene más indicadores en rojo, 11 de 23, y menos en verde, solo seis. El consumo y la calidad del agua es lo que se encuentra peor, mientras que obtiene los mejores resultados en resiliencia climática y gestión y circularidad de residuos. De entre los 23 indicadores, obtiene un cero en incumplimiento del agua residual urbana depurada. El motivo es que la calidad del agua de entrada a las depuradoras en las Pitiüses es muy baja. Además, obtiene un 0,4 en porcentaje de superficie gestionada con un acuerdo de custodia del territorio. Mientras que en zonas de baño con calificación excelente ha pasado de 74,3 puntos en 2019 a 26,3 en 2021. Se da un valor de cero si solo se tienen un 90% de zonas de baño excelentes, que es el dato más bajo de los últimos diez años, y un valor de cien si el 100% de las zonas son excelentes. En cambio, Eivissa obtiene 100 puntos en evolución de la temperatura media anual (igual que en 2019 y 2020), en superación de inmisiones de dióxido de azufre y en generación de residuos municipales en relación con el ÍPH, que también cumplió en 2020. En este último indicador el avance es sustancial frente al 29,6 de 2019. Este parámetro, que es igual para Eivissa y Formentera, otorga un valor 100 si se reducen un 20% los kilos residuos municipales por persona y día respecto al año 2010, por lo que la generación de residuos por persona cumplió el objetivo deseado tanto en 2020 como en 2021. Eivissa también ha mejorado en evolución de las emisiones de gasos con efecto invernadero respecto a 1990 y en superación de las inmisiones de dióxido de nitrógeno. En cambio, ha empeorado en valor medio del índice de sequía hidrológica en verano y en superación de los valores de inmisiones de ozono.

Las praderas de posidonia se condieran un pulmón marítimo por su función de filtrado y oxigenación del agua del mar. Foto: T. Olives

FORMENTERA. Formentera tiene cuatro dimensiones en ámbar, una en verde y una en rojo. Obtiene la puntuación más alta de las cuatro islas en resiliencia climática, consumo y calidad del agua y gestión y circularidad de residuos. Respecto a la evolución, mejora de forma sustancial en consumo de energía final por persona, generación de residuos municipales por persona, temperatura media anual, emisiones de gases de efecto invernadero frente a 1990, superación de inmisiones de dióxido de nitrógeno. De 2019 a 2020 empeoró el incumplimiento de la calidad del agua de entrada a las depuradoras, pero en 2021 mejoró y obtienen una posición más favorable que en 2019. Por contra, empeoran de forma significativa las reservas hídricas y la superación de valores de inmisión de ozono.

«La mayor parte de indicadores son por persona, por lo que es posible que, por ejemplo, el indicador de residuos mejore aunque se generen más toneladas», indica Anna Grau, quien considera que en 2022 es posible que continúe el avance del índice. «Se han hecho muchas mejoras en materia de residuos y de renovables y esto se tiene que notar, al margen de que la actividad vuelva al nivel de 2019», señala. «En cambio, hay menos margen de actuación en ámbitos como la pluviometría», añade. «Hemos elaborado este indicador como una mejora de la Memòria del CES. Quiere ser un toque de atención también de que necesitamos más estadísticas ambientales, como las tenemos mensualmente de turismo. Tenemos otro índice sintético del mercado de trabajo y nuestra idea es seguir elaborando indicadores globales en los ámbitos social, económico y de gobernanza para que la Memòria no sea solo descriptiva sino que incluya elementos cualitativos de valoración», concluye Josep Valero.

Seis índices parciales y 23 indicadores

El Índice Sintético Medioambiental está formado por 23 indicadores, agrupados en seis dimensiones. Cada una de ellas tiene una proporción diferente. La dimensión de resiliencia climática tiene un peso del 17,5% en el índice global; calidad del aire, del 11,9%; transición energética, del 18,4%; consumo y calidad del agua, un 21,5%; gestión del territorio y biodiversidad, un 16,3%, y gestión y circularidad de residuos, un 14,4%. Además, no todos los indicadores tienen la misma importancia dentro de cada dimensión. Así, en resiliencia climática, la evolución de la temperatura media anual y la evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero tienen mayor peso, ambos del 37%, que el valor medio del índice de sequía hidrológica en verano (26%).

En calidad del aire, la superación de valores de inmisiones (concentración de contaminantes a nivel del suelo) de dióxido de nitrógeno (NO2) y de partículas de polvo (PM10) ponderan ambas un 28% frente a un 22% de la superación de los valores de inmisiones de dióxido de azufre (SO2) y ozono (03).
La dimensión de transición energética está compuesta en un 30% por el consumo de energía final en relación con el Índice de Presión Humana (IPH), consumo de energía primaria en relación con el PIB un 26%, proporción de energía renovable en el consumo de energía primaria un 24% y eficiencia energética (energía final vs. energía primaria ) un 20%.

Consumo y calidad del agua es la dimensión más importante. Se incluyen el consumo de agua de provisión humana por persona (22,6%), la evolución anual de las reservas hídricas (23,9%), el porcentaje de incumplimiento de la calidad del agua de entrada en las depuradoras (16,4%), el porcentaje de incumplimiento del agua residencial urbana depurada (23%) y el porcentaje de zonas de baño con calificación excelente y buena (14,1%). En la dimensión de gestión del territorio y biodiversidad se tienen en cuenta el porcentaje de superficie terrestre protegida (33%), el de superficie marina protegida (33%), el porcentaje de superficie forestal quemada sobre el total (17%) y el de superficie gestionada con un acuerdo de custodia del territorio (17%). Mientras que en gestión y circularidad de residuos se tiene en cuenta la generación de residuos municipales en relación con el IPH (38%), el porcentaje de recogida selectiva (38%) y la evolución de la recogida de residuos peligrosos (24%).

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