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Baleares, unas Islas con pedigrí artesano

Aunque el sol, la playa y la gastronomía son unos ganchos turísticos infalibles, las Islas pueden presumir de una arraigada artesanal

Artesanía Balear. | Julián Aguirre

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Lo ancestral convive con lo más chic y sofisticado en la artesanía de las Islas Baleares, forjada a través de siglos de una rica historia, en la que sus diferentes pueblos han ido perfeccionando la fabricación de siurells, utensilios de barro, calzado, piel, perlas y bisutería, entre otros muchos productos que podemos encontrar en puntos localizados de la geografía insular como Inca, la capital de la piel. O, por contra, en los socorridos mercadillos rebosantes de ‘Producte Balear' que dinamizan la vida en las Islas. Mercadillos influenciados por el movimiento hippie, como los de Formentera, y otros más especializados que animan el interior de Mallorca.

Avarca de Menorca, la sandalia 100% menorquina

Las abarcas son un referente indiscutible de la artesanía de Menorca. A pesar de su origen humilde (un sencillo calzado que usaban los campesinos menorquines), se han popularizado tanto que hoy su fama atraviesa las fronteras de la isla y son todo un icono del verano. Las abarcas son una sencilla sandalia menorquina. Originariamente eran de suela de rueda, con pala ancha de piel de cerdo o de buey y una tira sujetando el tobillo, cosidas con hilo grueso. Creadas por pastores y jornaleros de la isla, con el objetivo de tener un zapato cómodo y duradero para aguantar las largas jornadas en el campo. No obstante, encontramos precedentes de la abarca en el 200 a.C., pues hay indicios de que los cartagineses llegados a Menorca llevaban un calzado de piel similar.

Abarcas tradicionales con suela de caucho.

La aparición del neumático de caucho a principios del siglo XX cambió la configuración de este zapato. Las ruedas de coches en desuso empezaron a ser muy preciadas para reutilizarlas como suelas, sustituyendo a la piel que hasta ahora se había utilizado para la abarca. Toda la fabricación era artesanal, incluido el cosido, que requería mucho esfuerzo. Más adelante, las máquinas de coser ahorrarían esta ardua tarea.

A partir de la década de los 60, la abarca fue popularizándose como calzado estival en toda la isla. Y ya en los 80 comenzarían a surgir las fábricas, innovando con nuevos materiales y acabados, y algunas realizando la abarca de forma un poco más industrial. Hoy encontramos una gran variedad: piel de vaca, tela, esparto, trenzado de rafia, con dibujos, troquelados, etc. El turismo contribuyó a que este zapato se extendiera, avalado por sus cualidades, pues es resistente, cómodo, fresco, fácilmente combinable y universal (lo calzan por igual hombres y mujeres, niños y mayores).

Menorca cuenta con fábricas en localidades como Ferreries, Ciutadella o Es Migjorn Gran. Podrá encontrar una gran diversidad de modelos en cualquier zapatería de la isla.

Espardenyes eivissenques, la encantadora sencillez de un calzado artesanal

Un elemento imprescindible del traje eivissenc son sus esperdenyes (alpargatas). Constituyen, junto con las sabatilles el calzado tradicional de la isla, y su confección es totalmente artesanal. Las espardenyes son una sencilla sandalia que ha vestido los pies de los eivissencs desde tiempos inmemoriales, y que ahora siguen calzando especialmente los bailarines de ball pagès (baile tradicional). Están hechas de una suela trenzada de esparto y cubierta de pita, generalmente blanqueadas con cal. Las mujeres llevan espardenyes con la puntera tapada. Cuando la cubierta es de lona se denominan sabatilles.

Esperdenya ibicenca.

Para su manufactura artesanal se requieren diversas fases: lavado de la pita, secado evitando el sol directo, blanqueado, trenzado... Algunos maestros artesanos esperdenyers aseguran que, para un solo par, se necesitan nada menos que seis días de trabajo.

El uso de las espardenyes está siendo objeto de una revalorización. Asociaciones locales trabajan para dar a conocer este producto, que ha pasado de venderse en zapaterías clásicas y puestos de artesanía eivissencs a abrirse un hueco como sandalia veraniega incluso fuera de la isla. También han surgido tentativas empresariales para comercializar sandalias inspiradas en la tradicional esperdenya, y que han atraído a prestigiosas boutiques internacionales. Un calzado que, por su sencillez, empieza a conquistar otros países, que ya están poniendo a sus pies esta singular muestra de la artesanía eivissenca.

Market Hippy Sant Francesc, lo mejor de Formentera reunido en un mercadillo

Si le gusta disfrutar del mejor diseño, bisutería artesanal, ropa, complementos y otros artículos hechos a mano, el Mercadillo de Sant Francesc Xavier reúne todos los días a los mejores artesanos de la isla de Formentera, que exponen sus preciosas obras y detalles que han estado trabajando durante todo el invierno.

Mercadillo en Sant Francesc Xavier.

En mitad del bonito pueblo de Sant Francesc Xavier, el núcleo urbano más importante de Formentera, encontramos este mercadillo, el más importante de la isla, abierto todos los días de la semana, siempre por la mañana desde el mes de mayo hasta octubre.

Además en la plaza del pueblo, donde se encuentra el Ajuntament, es donde se celebran las fiestas y acontecimientos más importantes, que suelen congregar a residentes y turistas por igual en un ambiente festivo, tranquilo y sobretodo acogedor.

Inca, ciudad de la piel

Inca ha sido durante décadas un importante centro de manufactura y venta de artículos de piel, como bolsos, chaquetas, zapatos, carteras y otros complementos. Su próspera industria local nació en el siglo XIX de la mano de pequeños talleres artesanos que con el tiempo se convirtieron en fábricas en las que trabajó gran parte de la población de la comarca. Hoy la ciudad mantiene gran parte de aquella tradición, cuya historia se descubre en el Museo del Calzado y la Piel.

Marcas de referencia internacional se encuentran en Inca, Ciudad de la Piel.

Inca es la cuna de marcas peleteras de fama internacional como Yanko o Camper, así como de firmas que hace décadas que crean tendencia en la moda, como Lottusse, Farrutx, Kollflex, Barrats o Munper, entre otras. Muchas disponen de tiendas outlet en la misma localidad, donde encontrará todo tipo de calzado para mujer, hombre y niño, así como bolsos, carteras, chaquetas, chalecos, cinturones, guantes, sombreros, bolsos de viaje, maletines, monederos, billeteros y artículos de bisutería.

La historia reciente de Inca se forjó con la industria peletera, y la ciudad está salpicada de monumentos dedicados a zapateros locales cuya actividad fue un motor económico insular. El Museo del Calzado y de la Piel permite conocer su historia, con una exposición permanente de maquinaria y objetos relacionados con la industria peletera. Se encuentra ubicado en un antiguo cuartel militar inaugurado en 1915, formado por un cuerpo principal con patio de armas y varios pabellones.

Dijous Bo, un enorme mercado al aire libre

Seguimos con Inca, un población que como decíamos es uno de los pulmones de la industria artesana mallorquina. Allí se celebra el tercer jueves de noviembre el popular y multitudinario Dijous Bo, un mercado con cientos de paradas repletas con productos de la Isla. Desde la noche anterior, las calles de la ciudad se llenan de gente que, a pesar del frío, disfruta del buen ambiente de una de las ferias más importantes de Mallorca.

Mercado del Dijous bo.

Para algunos historiadores, el Dijous Bo tiene origen en un mercado medieval al que acudían payeses de toda la isla para comprar y vender animales y mercancías. De ahí que podamos encontrar cientos de paradas de artesanos y comerciantes de todos los gremios: maquinaria agrícola, trabajos en piel y marroquinería, aceitunas y encurtidos, confituras, aceite de oliva virgen, quesos, cerámica y alfarería, bordado mallorquín, trabajos en piedra, ebanistería, joyería, etc.

En el mercado es sencillo encontrar toda la artesanía de la Isla.

Y si puede, no se pierda la noche del miércoles previo al Dijous Bo, que ya se conoce como Dimecres Bo, una velada animada en la que disfrutará de paradas de todo tipo de comida callejera, además de una zona habilitada con atracciones de feria para los más pequeños.

Fira de Sineu, un evento de espíritu rural y artesano

Fue establecida por privilegio del rey catalán Sanç en el año 1318, y constituye un excelente lugar para adquirir alimentos y productos artesanales así como deleitarse con la mejor gastronomía tradicional. Sineu celebra cada primer domingo de mayo su feria agrícola, ganadera y artesanal, que atrae a numerosos visitantes.

Sineu.

En las calles del centro histórico de Sineu cientos de puestos exponen sus piezas de artesanía tradicional, como cestería y cuchillería, así como ropa, joyas y complementos de diseños únicos. Un excelente lugar para realizar sus compras y llevarse un recuerdo auténtico de la isla. Además, la visita a la feria constituye una excelente ocasión para descubrir Sineu, que fue el lugar de residencia de los reyes de Mallorca fuera de Palma desde la conquista cristiana, en el siglo XIII. En los alrededores de la plaza encontrará numerosos bares, frecuentados por los payeses, donde degustar un plato de frit, elaboración a base de patatas, verduras y vísceras de cerdo o cordero, todo muy troceado, frito y bien condimentado, acompañado de un vaso de vino de la tierra.

Fira de Ses Herbes de Selva, el mundo de las plantas aromáticas

En junio, la plaza de la localidad de Selva acoge esta feria en la qu el visitante podrá conocer de primera mano la gran variedad de hierbas aromáticas de la zona, su tradición y sus múltiples aplicaciones en productos medicinales, cosméticos y licores, así como en la gastronomía local. También podrá ver cómo se destila mirto fresco en un enorme alambique de cobre. Sin duda, una de las ferias artesanas más sugerentes del calendario mallorquín.

Puestos de hierbas medicinales y cosméticas en Selva.

Durante siglos, los habitantes de los pueblos de montaña como Selva se han adentrado en el bosque para recolectar plantas medicinales para elaborar tisanas con las que aliviar dolencias o hierbas aromáticas para condimentar sus guisos. El segundo domingo de junio, tendrá la ocasión de ver cómo la localidad recuerda esta actividad con una feria que ocupa la plaza de la Església y sus calles colindantes. Ese día, todas las casas lucen, en balcones y ventanas, banderolas de tela pintadas con dibujos de plantas medicinales características de la zona, como el mirto o murta.

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