La famosa frase «detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer» describe el rol al que fuimos sentenciadas las mujeres durante muchísimos años. Detrás de un gran hombre hay una gran mujer, quería decir, que si bien el éxito del hombre estaba sustentado en el poyo de una mujer, la mujer permanecía a la sombra de este.
El quehacer de la mujer era principalmente hacer todo lo posible por que el hombre pudiera cumplir con éxito sus responsabilidades laborales y así conquistar éxitos que se traducían en beneficios para la familia entera, en el mejor de los casos.
Hoy las mujeres queremos ocupar lugares de liderazgo y rara vez he encontrado a hombres que estén dispuestos a hacer el sacrificio de poner todo su empeño en que la mujer a la que acompañan pueda contar con todas la posibilidades para lograr sus sueños y objetivos.
La verdad es que hoy, las mujeres que buscamos ocupar espacios en nuestra área profesional, debemos seguir cumpliendo con las grandes demandas que la vida familiar nos implica y a la vez tener una capacidad tenaz para ir conquistando terreno.
Las mujeres, generalmente seguimos siendo la cuidadora principal de nuestros hijos y somos las que nos encargamos de que las cosas funcionen medianamente bien en nuestros hogares, además queremos desarrollar nuestras carreras, ocupar espacios, expresar nuestra voz y generar movimientos que apoyen a muchas otra mujeres a que se animen a lo mismo.
Somos sin duda, guerreras incansables capaces de mucho y me alegra saber que cada vez somos más y más las mujeres que a base de enorme esfuerzo, convicción, pasión, disciplina y buen humor vamos consolidando la vida que queremos vivir.
Detrás de una gran mujer lo que hay son muchas más mujeres animándole a seguir adelante, ayudando cuando hay que echar una mano y una comunidad que la sostiene.
Detrás de una gran mujer, hay muchas ganas de compartirse con el mundo, de mostrar sus talentos, de conquistar terrenos que antes parecían imposibles.
Una comunidad es lo que permite que las mujeres podamos compartir de mejor manera nuestras habilidades y hacerlo desde un lugar de gozo y alegría.
Una comunidad es lo que permite que las mujeres podamos avanzar sin tener que masculinizarnos y sin perder así las enormes cualidades que tenemos por ser mujeres.
Ya decía el dicho «toma una aldea entera criar a un niño» y es así; las mujeres, las madres, las hijas, nos necesitamos unas a otras para empujarnos, parar sostenernos, para conteneros y para reír.
Es en el grupo donde las mujeres encontramos los espejos que necesitamos para saber reflejarnos con amor, con compañerismo, con paciencia y compromiso.
Detrás de una gran mujer hay un grupo de muchas más mujeres y es en la unión de las mujeres que las transformaciones más profundas a nivel colectivo podrán tener lugar.
Es un tiempo emocionante y es un tiempo en que cada mujer que sane sus heridas y trabaje a favor de muchas otras mujeres, estará colaborando a la transformación de un nuevo logos, un logos femenino.
Detrás de una gran mujer hay pasión, tenacidad, disciplina y muchas muchas mujeres más. Nuestra tarea está en sanar y entender que el veneno de las mujeres es competir, quejarse o compararse.
Juntas somos mucho mejores.