«Pongamos el foco en lo que sí hacemos bien». Esta es la recomendación que propone la coach de salud Marga Almarcha para ser más felices. En este punto, destaca que expresiones como «no es para tanto», «todavía lo puedo hacer mejor» o «no es suficiente» son muy habituales y explica que «son sólo una muestra de las cosas que nos decimos cuando hacemos algo en lo que hemos puesto nuestro empeño y nos ha salido bien».
En su opinión, «hemos asumido como válido no dar importancia a los logros y a lo que vamos consiguiendo con esfuerzo, quizá porque nos basamos más en unos baremos donde la exigencia autoimpuesta y la necesidad de validación externa pesan más que el reconocer que tenemos cualidades, aptitudes y la actitud necesaria para conseguir todo aquello que nos propongamos». No obstante, reconoce que «en muchas ocasiones no es nada fácil».
Almarcha argumenta que «el ser humano tiene la tendencia casi innata de ver antes el peligro y lo malo. De hecho, es algo característico que nos viene dado para asegurarnos nuestra supervivencia, aunque hay en muchos momentos nos juega malas pasadas. Así, nos aleja de percibir todo lo bueno que hay en nosotros y, por supuesto, a nuestro alrededor; potenciando los errores antes que los pasos certeros e impulsadores. Esto genera un debate interno, donde la culpa se alinea con la crítica y donde el reconocimiento a todo lo realizado es un espejismo, parecido a encontrar agua en el desierto».
La coach expone que «muchos de nosotros hemos sido educados para hacer lo que se esperaba de nosotros. Ese 'bien hecho' o 'qué niña más responsable eres', que suponía un bálsamo; también ha supuesto la manera en la que hemos construido la forma de hacer las cosas y nuestro nivel de exigencia respecto a ello. De este modo, hemos basado nuestra vida en una dicotomía de 0 % ó 100%, donde no hay términos medios, porque asumir que las cosas se pueden hacer a un 60 %. Lo hemos entendido como un fracaso, cuando el verdadero fracaso es no intentarlo».
Almarcha explica que «esta sensación de no estar a la altura nos lleva a sentirnos incapaces de actuar: retrasamos la toma de decisiones, dejamos las cosas a medio hacer… y, así, seguimos retroalimentando de nuevo esa voz interna que nos dice que no somos capaces y que para hacerlo mal mejor no ponerse».
¿Cómo tener una autoestima sana?
«Si queremos tener una autoestima sana y un buen autoconcepto es de vital importancia que nos volquemos en poner atención en ver y valorar todo lo que hay detrás de lo que hacemos, sacando a relucir toda la implicación y esfuerzo que ponemos en ello. No se trata de ser vanidosos, sino más bien de ponernos en valor y darnos el reconocimiento propio que merecemos para poder seguir manteniendo la máxima ilusión e implicación cuando nos planteamos un reto u objetivo», recomienda.
¿Cómo ver nuestro lado bueno?
Almarcha asegura que ver nuestro lado bueno es posible, aunque precisa que «a veces requiere un trabajo de investigación de nuestra propia vida, sobre todo porque seguramente muchas veces habremos olvidado cosas que conseguimos y, sobre todo, el esfuerzo que hubo detrás. Por ello, el primer paso sería un viaje al pasado, anotando cada cosa que conseguimos, poniendo atención en los obstáculos que tuvimos que superar y cómo nos sentimos cuando lo conseguimos. Debes hacerlo con todo el bombo y platillo que puedas». En este punto, destaca que «el hecho de ver anotado todo lo que has conseguido con perspectiva y realismo hace que nos demos cuenta de nuestras capacidades y de los valores que se pusieron en juego para lograrlo».
Otra de las claves es «identificar qué beneficios obtendrás de cada paso que das, sea de lo que sea. Por ejemplo, cuando queremos bajar de peso es fácil ver la ventaja en los kilos que vamos perdiendo, pero a veces, cuesta observarlo cuando se trata de cómo nos sentimos y de cómo va respondiendo nuestro cuerpo. Por ello, hay que poner el foco en esos detalles para que no nos pasen desapercibidos».
También es importante establecer como celebrar los logros porque «así conseguirás poner el foco en lo que vas consiguiendo ,siendo más consciente de ello». «Desde el principio valora la toma de decisión que te hizo iniciar ese cambio, el proceso y el progreso aceptando el ritmo natural que estás llevando sin querer cambiar nada. Este punto pasa por soltar creencias del tipo 'es que yo tenía más fuerza de voluntad', 'es que yo cuando era joven era…' y todo este tipo de pensamientos que te llevan a una versión de ti que ahora ya no eres y que te puede llevar a dudar si lo que estás haciendo es realmente lo que quieres».
Además, «comparte con tu entorno más cercano lo que es importante para ti, todo eso que estás consiguiendo como una niña con zapatos nuevos. Haz partícipe de tu ilusión a tus allegados para que se contagien también de ella».
Por último, «valora tu esfuerzo, aprecia el camino recorrido y celebra tus logros. no es algo a lo que estemos acostumbrados, de hecho, nos han educado desde el error; pero si queremos ser conscientes de nuestras capacidades es necesario que pongamos foco y empecemos a ver y a reconocer todo aquello de lo que somos capaces y todo lo valiosos que somos. Descubrirlo en nosotros mismos nos ayuda a verlo y apreciarlo en los demás, con lo que estaremos también ayudando a mejorar la autoestima y el autoconcepto de quienes nos rodean, impulsándolos a ser mejores desde sus capacidades y no desde la autoexigencia». «Iluminemos esas partes de nosotros que nos hacen ser valiosos», concluye.