Llevar una dieta saludable tiene muchos beneficios para el organismo, pero además mejora la forma física. Alimentarse con verduras, frutas, cereales integrales, frutos secos, legumbres y pescado, y limitar carne roja y alcohol, se traduce en una mejor condición física. Un estudio publicado en 'European Journal of Preventive Cardiology', revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), indica que una dieta sana se asocia a una mejor forma física en adultos de mediana edad.
«Este estudio proporciona algunos de los datos más sólidos y rigurosos hasta la fecha para apoyar la conexión entre una mejor dieta y una mejor forma física», afirma el autor del estudio, Michael Mi, del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston (EEUU). «La mejora de la forma física que observamos en los participantes con mejores dietas fue similar al efecto de dar 4.000 pasos más cada día», añade el investigador.
La aptitud cardiorrespiratoria refleja la capacidad del organismo para proporcionar y utilizar oxígeno durante el ejercicio, e integra la salud de múltiples sistemas orgánicos, como el corazón, los pulmones, los vasos sanguíneos y los músculos. Es uno de los factores de predicción más potentes de la longevidad y la salud. Aunque el ejercicio aumenta la aptitud cardiorrespiratoria, también se da el caso de que entre personas que hacen la misma cantidad de ejercicio hay diferencias en la aptitud, lo que sugiere que hay factores adicionales que contribuyen a ello.
Una dieta nutritiva se asocia a numerosos beneficios para la salud, pero no está claro si también está relacionada con la forma física. En este estudio se examinó si una dieta sana está relacionada con la forma física de los adultos. En el estudio participaron 2.380 personas del Framingham Heart Study. La edad media era de 54 años y el 54 por ciento eran mujeres. Los participantes se sometieron a una prueba de ejercicio cardiopulmonar de esfuerzo máximo en un cicloergómetro para medir el VO2 máximo. Se trata de la evaluación de referencia de la forma física e indica la cantidad de oxígeno utilizada durante el ejercicio de mayor intensidad posible.
Los participantes también rellenaron el cuestionario semicuantitativo de Harvard sobre frecuencia de alimentos para evaluar la ingesta de 126 alimentos durante el último año, desde nunca o menos de una vez al mes hasta seis o más raciones al día. La información se utilizó para calificar la calidad de la dieta mediante el Índice de Alimentación Saludable Alternativa (AHEI; de 0 a 110) y la Puntuación de la Dieta Mediterránea (MDS; de 0 a 25), ambos relacionados con la salud cardiaca. Las puntuaciones más altas indicaban una dieta de mejor calidad que hacía hincapié en las verduras, las frutas, los cereales integrales, los frutos secos, las legumbres, el pescado y las grasas saludables y limitaba la carne roja y el alcohol.
Los investigadores evaluaron la asociación entre la calidad de la dieta y la forma física tras controlar otros factores que podrían influir en la relación, como la edad, el sexo, la ingesta energética diaria total, el índice de masa corporal, el hábito de fumar, los niveles de colesterol, la tensión arterial, la diabetes y el nivel de actividad física habitual. La media de AHEI y MDS fue de 66,7 y 12,4, respectivamente.
En comparación con la puntuación media, un aumento de 13 puntos en el AHEI y de 4,7 en el MDS se asoció con un 5,2 por ciento y un 4,5 por ciento más de VO2 máximo, respectivamente. «En los adultos de mediana edad, los patrones dietéticos saludables se asociaron fuerte y favorablemente con la forma física, incluso después de tener en cuenta los niveles de actividad habituales. La relación era similar en mujeres y hombres, y más pronunciada en los menores de 54 años que en los adultos mayores», ha subrayado Mi. Para descubrir el posible mecanismo que vincula dieta y forma física, los investigadores realizaron otros análisis.
Examinaron la relación entre la calidad de la dieta, la forma física y los metabolitos, que son sustancias producidas durante la digestión y liberadas en la sangre durante el ejercicio. Se midió un total de 201 metabolitos (por ejemplo, aminoácidos) en muestras de sangre recogidas en un subconjunto de 1.154 participantes en el estudio. Unos 24 metabolitos se asociaron con una dieta y una forma física deficientes, o con una dieta y una forma física favorables, tras ajustar por los mismos factores considerados en los análisis anteriores.
«Nuestros datos sobre metabolitos sugieren que comer de forma saludable se asocia a una mejor salud metabólica, lo que podría ser una posible vía que conduzca a una mejor forma física y capacidad para hacer ejercicio», ha asegurado Mi.
En cuanto a las limitaciones, «se trata de un estudio observacional y no podemos concluir que comer bien provoque una mejor forma física, ni excluir la posibilidad de una relación inversa, es decir, que los individuos en forma elijan comer de forma saludable». «Ya hay muchas razones de salud convincentes para consumir una dieta de alta calidad, y nosotros aportamos una más con su asociación con la forma física. Una dieta de estilo mediterráneo con alimentos frescos e integrales y un mínimo de alimentos procesados, carne roja y alcohol es un buen punto de partida», ha finalizado Mi.