«Me he bloqueado y no sé cómo actuar». Esta es una frase que todos hemos pronunciado alguna vez, e incluso, algunos con mucha frecuencia. Esta situación de bloqueo suele darse ante situaciones cotidianas, que en condiciones normales deberían resolverse sin problemas. Sin embargo, hay momentos en los que nuestra mente no sabe cómo responder. La coach personal y de salud, Marga Almarcha, expone que «la vida diaria está llena de exigencias, que van mucho más allá de las laborales: la familia, las relaciones o la pareja son factores que nos pueden generar, en algún momento, cierto tipo de bloqueo que nos cueste sortear. Esto se debe a que, especialmente, éste suele aparecer cuando menos lo esperamos o lo necesitamos».
Almarcha precisa que los síntomas del bloqueo son quedarse en blanco y no saber qué decir, notarse incapaz de tomar decisiones, sentirse paralizado como si algo en el interior estuviera frenando; también se puede sentir cansancio mental, tensión interna, problemas de concentración y rendimiento, sensación de vacío o hasta temblores, etc. «Detrás de estas señales, que en muchas ocasiones no le damos la suficiente importancia, está nuestra archiconocida ansiedad y la forma en la que la manejamos como la causante, entre otros factores, de ese bloqueo paralizante que impide avanzar hacia lo que realmente queremos haciendo que vivamos lo que nos pasa como un gran obstáculo», explica.
A su modo de ver, «esta forma de vivir los hechos, hace que mantengamos una visión de túnel, retroalimentada con un discurso interno que no nos ayuda. Se trata de pensamientos internos negativos, no deseados, que tienen como papel ser jueces y que, en muchos casos, nos imposibilitan salir de la situación. Como consecuencia, emociones tales como la frustración, la impotencia, la angustia… se amplifican y esto genera todavía más bloqueo».
¿Cómo superar los bloqueos?
La coach informa que «para superar estos bloqueos y hacerles frente es necesario conocer su origen, por lo que de nuevo nos vemos en la necesidad de conectar con nuestros sentimientos sin apartarlos; siendo esencial expresarlos, en la medida en la que se pueda. De nuevo, la importancia de hablar sobre lo que nos pasa para conocer y ampliar nuestro vocabulario emocional y conocernos a nosotros mismos». Además, añade que «también puede contribuir a ese desbloqueo pasar de la 'visión túnel' a la 'visión dron', es decir, adquirir la suficiente distancia como para que tengamos una mirada más amplia de lo que está ocurriendo; esto dotará a nuestro pensamiento de más perspectiva. En definitiva, nos amplia la mirada, generando en nosotros nuevos pensamientos que nos ayuden a ver la situación de otra manera. En pocas palabras, nos llevan a tener en cuenta y considerar otras opciones o posibilidades que, en un primer momento no veíamos como reales. Esto se traduce en un aumento de nuestra confianza».
Almarcha destaca que, «como siempre, la respiración supone ese anclaje y la forma más fácil para relajarnos cuando estamos ante un bloqueo. Aprender a respirar se hace muy valioso y es uno de los mejores recursos que existen ante muchas situaciones. Otro truco que te puede servir, es tomar un descanso para poder dar a la mente cierta quietud; el objetivo es que pasado este tiempo, se pueda volver a retomar lo actividad con una mayor claridad». En este punto, precisa que «si además puedes hacer alguna actividad, como caminar al aire libre, conseguirás despejarte y poner en orden las ideas que tienes en tu cabeza; adicionalmente seguro que te surgen nuevas. Y, como siempre, es básico establecer una buena sintonía con nuestro diálogo interno, para redirigir nuestros pensamientos de un modo positivo que ayude desenredar ese lío interno que tenemos».
La coach concluye que «los bloqueos mentales y emocionales hacen que por un momento sintamos que no podemos avanzar; pero al mismo tiempo, resultan una buena oportunidad para darnos cuenta de que al final se trata de simplemente actuar y ponerse en marcha para aprender a superarlos. Crecer en las adversidades, siendo conscientes de donde tenemos que poner nuestra energía es -posiblemente-, la mejor oportunidad para cambiar y darnos la posibilidad de mejorar».