Los alls paus curativos que se siembran por Sant Pau en Mallorca y se recogen puntualmente por Sant Joan son una particular seña de la honda tradición agrícola que transpira nuestra Isla. Pocos días después de Sant Antoni, uno de los grandes protagonistas del invierno mallorquín, llega a nosotros una fecha muy especial. La conversión de San Pablo se marca en el calendario tradicional como una fiesta señalada. En ella los creyentes recuerdan su caída de camino a Damasco, cegado por la luz de la visión de Cristo.
En su día Joan Barceló escribió en Ultima Hora que «segons una creença, encara ben viva, els alls de Sant Pau, entre altres propietats especials, tenen la possibilitat de curar les picades d'abella i altres insectes. Diu el refrany italià 'chi vuole un buon agliaio lo ponga di gennaio'» (quien quiera un buen ajo que lo ponga en enero). El colaborador de este periódico recoge aun un dato más. No es menor, si cabe es más inquietante que los anteriores: «dels nadons d'aquest dia se sap que tenen la saliva beneïda».
Esa última referencia que la tradición popular atribuye a las personas llegadas a este mundo un 25 de enero, y que distingue propiedades especiales en su saliva, es de las creencias más curiosas de las que podemos encontrar entre las fijadas en esta tierra desde tiempos inmemoriales. Otras fuentes documentales, citadas a su vez por el proyecto cultural Mallorca literària, precisan que «les persones que neixen tal dia com avui tenen la saliva amb propietats curatives contra les picades d'insectes i animals verinosos».
No solo eso, puesto que «si fa amb saliva un rotlo enterra entorn d'una serp, calàpet, escorpí o animal verinós, aquell animal no surt del rotlo de saliva». Esta jornada, con la cual transcurre el primer tercio del invierno, se utilizó durante largo tiempo por parte de las gentes de Mallorca como óptima para realizar vaticinios y augurios sobre lo que acontecerá. Barceló recordaba que «los signos o calendas de Sant Pau son periodos de regeneración del año agrícola, unos pronósticos de muy antiguo cuyo origen se pierde en la nebulosa de los tiempos».
«Los pronósticos populares prevén que si hace sol por Sant Pau, viene un invierno nuevo. En el caso de que sople viento del norte, la sentencia es más preocupante: Si per Sant Pau fa tramuntana, el pescador passarà gana. Sant Pau ennigulat, mal any assegurat y si plou per Sant Pau, hivern adéu-siau». Los más avezados ven en este día un momento ideal para realizar podas e incluso en diferentes tierras mediterráneas se conservan ritos de tiempos remotos con dotze trossos de ceba blanca ruixada amb sal. Por otro lado, se considera un buen augurio que la suya sea una noche estrellada.
Si bien los ajos normales se cullen en el mes de mayo, los que quedan unas semanas más en la tierra son benefactores. El día que rememora la conversión de Sant Pau resulta propicio, según los entendidos del pueblo, para la siembra de carxoferes, vinya y toda clase de árboles, principalmente garrovers y figueres, así como distintos tipos de hierbas aromáticas; entre ellas la menta y herba-sana, el moraduix, tarongí, o también ruda, donzell, farigola o sàlvia. Los días son aun cortos y los trabajos de exterior no pueden ser muy extensos. Horas con tanta actividad en la tierra a buen seguro pasan factura, y con los rigores actuales bien vale la pena señalar esta jornada, tan emblemática para nuestros pagesos i ramaders que llega justo después de la celebración de Sant Francesc de Sales, patrón de escritores y periodistas.